domingo, 20 de octubre de 2024

Las Fiestas del I Centenario de la Virgen de la Peana

         Entre una serie de programas de fiestas que nos han donado recientemente, figuraba un ejemplar de las que tuvieron lugar, en 1889, con ocasión del I Centenario de la Virgen de la Peana. Lo teníamos ya, pero hemos podido comprobar que hay personas que no tenían noticia de este programa, editado en la Imprenta de Mendiri. Hemos querido reproducirlo por tratarse del primer programa, del que tenemos noticia, entre los relacionados con fiestas de Borja, aunque en este caso fueran extraordinarias.

  



       En las primeras páginas, a manera de introducción, se explica la razón de la conmemoración de ese centenario. Van firmadas por la comisión organizadora del mismo que estaba integrada por el notario D. Amado Badía, como Presidente; D. Tomás Rodrigo, como Tesorero; D. Pascual Burillo como Secretario; y D. Alfredo Ojeda, D. Gerardo López Larraya,  D. Pascual Guallart, D. Antonio Fraguas, D. Emilio Ferrández, D. Tomás Sánchez Saldaña, y D. Baltasar González, como Vocales; todos ellos destacados profesionales y miembros de la intelectualidad borjana.

 


         Fueron muchos los actos programados que, por su novedad y brillantez, dejaron una profunda huella en nuestra ciudad. Entre ellos queremos destacar la inauguración de la primera Comparsa de Gigantes y Cabezudos que había diseñado D. Baltasar González.

 


         El día 12 fue especialmente solemne. Se inició con la diana, a partir de las cinco de la mañana (una hora muy oportuna que habría que recuperar). A las siete y media, en la Casa Consistorial, se repartieron 500 bonos de una peseta entre “los pobres más necesitados”. Había muchos y esta costumbre de repartir bonos se mantuvo hasta fechas relativamente recientes, como un número más de las fiestas.

         La misa solemne en Santa María se inició a las nueve y media de la mañana (todo mucho más temprano a lo que estamos acostumbrados) y, al finalizar, en la capilla de la Virgen se cantó un Te Deum y se descubrió una lápida que aún se conserva, mientras se disparaban “morteros” y la Banda Municipal, dispuesta en el pórtico “batía” la Marcha Real.

 



         Otro número fuerte estuvo protagonizado por la carroza que había diseñado D. Baltasar González, como una alegoría a la ciudad, representada por una matrona sentada, con niñas a sus pies y dos cintas azules que simbolizaban a los ríos Huecha y Sorbán.

         Se conserva el diseño de la carroza, que sirvió como portada para la exposición que, en 1989, el Centro de Estudios Borjanos dedicó al I Centenario. El dibujo salió de Borja pero, afortunadamente, pudo retornar y hoy se encuentra en el palacio de la familia Ojeda-Castellot.

         El día 13 hubo lo que podríamos considerar una recreación histórica de la conquista de Borja por Alfonso el Batallador, simulando el asalto a un castillo construido en el Campo del Toro, seguido de un torneo medieval. Que Borja no fuera tomada a la fuerza, sino por un acuerdo o pacto, no importaba en una celebración en la que muy pocas cosas eran ciertas y que respondía, más bien, al deseo de exaltar el nacionalismo local en unos momentos de euforia económica. 



         Con motivo de las fiestas fueron editados un buen número de impresos que el Centro de Estudios Borjanos ha ido reuniendo y mostró en la exposición citada. Entre ellos se encuentran las octavillas que las niñas de la carroza lanzaban a la multitud, con composiciones poéticas.

         Un dato interesante es que las comitivas que recorrieron la ciudad salían del “exconvento de San Francisco”, que aún se conservaba casi intacto, antes de que se iniciara su destrucción paulatina por los propietarios posteriores.

 



         Finalmente, queremos mencionar las vaquillas que tuvieron como escenario al Campo del Toro, siendo una de las pocas ocasiones, en época contemporánea, en que se celebraron allí, dado que el lugar habitual era la plaza de San Francisco.

 

         Terminamos recordando que aún disponemos de algunos ejemplares de la curiosa publicación que D. Manuel Sierra Marco editó, después de las fiestas, con una detallada crónica de todo lo acaecido en ellas. Los interesados pueden pasar a recogerlos en la Casa de Aguilar o solicitarlos por correo.


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