miércoles, 13 de septiembre de 2017

Completando la colección de obras de García Bacca XIX


         Cuatro nuevos ejemplares de la Revista Nacional de Cultura, de Venezuela, se incorporan hoy a nuestros fondos con artículos de Juan David García Bacca. La primera de ellas es la correspondiente a julio-agosto de 1950 y lleva el nº 81. En ella incluyó, como era su costumbre, cuatro reseñas de otros tantos libros. En concreto Tatwelt und Erfahrunfswissenschaft. Moographien zur philosophische Forschung, de Rudolph Zocher; el Novum Organum, de Francis Bacon, en su edición de Ed. Losada, con estudio preliminar de Risieri Frondizi; ¿Qué es la ciencia? de W. Szilasi, traducida el alemán; y Autoridad e Individuo de Bertrand Rusell, en su versión de los Breviarios del Fondo de Cultura Económica. Merece la pena destacar que todas ellas habían sido publicadas en 1948 y 1949, por lo que las reseñas fueron casi inmediatas a su aparición.




         En el nº 86, correspondiente a mayo-junio de 1951, sólo fueron dos las reseñas incluidas, ambas relacionadas de una u otra forma con las Matemáticas: Les fondemnets psycholiguistiques des Mathematiques, de Gerrit Mannoury; y Foundations of the Teory of Probability, de A. N. Kolmogoroff, cuya traducción al inglés, por el Dr. Nathan Morrison, había aparecido en 1950, dando a conocer las aportaciones del matemático ruso a una cuestión entonces novedosa como era el cálculo de probabilidades.



         Más nutrida es su contribución al nº 115 de la revista, aparecido en marzo-abril de 1956, dado que en él publicó la segunda parte del trabajo titulado “Comentarios a la Esencia de la Poesía de Heidegger”, por lo que venimos a completar el resto de este estudio, aparecido en  otros números. Además, aparecían en este ejemplar las siguientes reseñas de libros: Mathematical interpretation of formal systems, de Skolem, Hasenjager y Kreisel; Salvable cases of the decisión Problem, de W. Ackermann; y Giant Brains or Machines that think, de Edmund C. Berkeley.



         Finalmente, el nº 273, correspondiente al segundo trimestre de 1989, se abría con un artículo suyo, titulado “¡Oh tempora, Oh mores! Lo que va de Ayer a Hoy”, en el que defiende la profesión de filósofos, poniendo de manifiesto el cambio en la valoración experimentada en nuestra época, respecto a determinadas profesiones.

         Con indudable ironía, encabeza su breve trabajo con la supuesta anécdota referida a la forma en la que un rector de determinada universidad española, en el siglo XVI, iniciaba sus discursos: “Eminentísimos Teólogos, Excelentísimos Filósofos, Ilustrísimos Juristas, canalla vil de médicos y boticarios”. El chiste le sirve para poner de manifiesto que, ahora, aquel inefable rector, hubiera trocado su saludo por esta versión: “Eminentísimos físicos nucleares, excelentísimos matemáticos, ilustrísimos economistas, venerables antiguallas de poetas, filósofos y teólogos”. Se pregunta, por lo tanto, que ante esas dos escalas de valoraciones, la medieval y la actual, ¿Qué actitud, tarea, empresa, debe tomar sobre sí un filósofo, teólogo o literato que lo sea por vocación y no por profesión?

No hay comentarios:

Publicar un comentario