Uno de los primeros artículos publicados en este blog, hace ahora trece años, hacía referencia a la adquisición de un pequeño libro titulado Sol y Sombra, del que era autor Ricardo Sepúlveda Planter.
Nacido en Zaragoza en 1844, cursó la carrera de Derecho pero,
junto a su labor profesional, desarrolló una intensa actividad literaria,
llegando a ser miembro de las Reales Academias de la Historia y de Bellas Artes
de San Fernando.
Sol y Sombra fue publicado en 1895 y, entre los relatos que reúne figura
uno titulado “La cabeza del diablo”. Fue escrito con ocasión de un viaje
efectuado al Santuario de Misericordia, donde estuvo durante dos semanas, en
compañía de otro conocido escritor, el poeta Jerónimo Borao.
El título hace referencia a una conocida leyenda, la del
pilar existente en el viejo camino del Santuario, donde se decía que estaba
enterrada la cabeza del diablo, por lo que los caminantes arrojaban contra él,
tres piedras. Fue la primera vez que se recogía esta supuesta tradición,
evidentemente apócrifa, en relación con un pilar del que no se conservan
imágenes. Más tarde, se hicieron eco de ella otros autores.
Pero
el interés del relato estriba en la descripción del viaje, a bordo de una de
las últimas diligencias españolas que le llevó desde la estación de Gallur a
Borja. No existía todavía el ferrocarril que enlazaba a nuestra ciudad con
Cortes, ni las actuales carreteras, ni el telégrafo, por lo que el viajero
tenía la sensación de dejar atrás “el mundo civilizado”.
No obstante, resalta la belleza de los
parajes de esta zona y la tranquilidad que disfrutó durante aquellos días,
reflejando la vida del Santuario en esa época y ofreciendo un curioso retrato
de algunos de los personajes populares que conoció.
Aunque la obra mencionada fue editada en
1895, la visita del periodista aragonés al Santuario fue realizada bastantes
años antes. Basta recordar que el ferrocarril Cortes-Borja fue inaugurado en
1889.
Pero, además, el Dr. D. Carlos
Val-Carreres Guinda está escribiendo una historia del Santuario de Misericordia
que, sin duda, va a ser una obra fundamental para conocer todo lo relacionado
con la misma. La labor de investigación que está llevando a cabo es impresionante
y, en ella, destaca la recopilación de fuentes escritas de las que no teníamos
noticia.
Entre ellas destacan dos artículos
publicados en el diario La Época por Enrique Sepúlveda, hermano de
Ricardo y periodista como él, en los que relata el viaje que efectuó al
Santuario en 1879, siguiendo los pasos de su hermano (lo que demuestra que
había estado antes).
El Dr. Val-Carreres nos los ha remitido
y son tan interesantes, como reflejo de la vida en aquella época que daremos
noticia de los mismos en posteriores artículos.
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