Como
ya hemos informado a nuestros lectores, desde hace algún tiempo venimos
dedicando una atención especial a Buenaventura Salesa, sin duda alguna el más
importante de los artistas nacidos en Borja y miembro de una familia en la que
también hubo destacados escultores y mazoneros.
En
estos momentos, el Prof. D. Arturo Ansón Navarro y el joven investigador D.
Javier Martínez Molina se encuentran inmersos en el proyecto de elaboración de
su biografía y del catálogo de sus obras que esperamos publicar el próximo año.
Es probable que, coincidiendo con la presentación del libro, se pueda celebrar
en Zaragoza una exposición, en homenaje a la figura de este ilustre pintor que,
aunque conocido, no ha recibido el reconocimiento que se merece.
En el
Salón de Reyes de la Casa Consistorial de Borja se conserva el retrato de
Fernando VII, que no es una de sus mejores obras, así como el grabado que
encargó el cabildo de la colegial, para su inclusión en los documentos del
mismo, que se exhibe en el Museo de la Colegiata; y el de las armas de la
ciudad que se conserva en el archivo de nuestro Centro.
Por
este motivo, nos pareció oportuno reunir alguna otra de sus obras y así
logramos adquirir uno de los volúmenes de la Historia de la Vida de Marco Tulio
Cicerón, de Conyers Middleton, traducida al castellano por José Nicolás de
Azara, en 1790, e ilustrada por Salesa que durante su estancia en Roma, gozó de
la protección y del favor de Azara.
A
comienzos de este año, conseguimos en Italia el grabado reproducido arriba, en
el que está representado San Juan de Ribera (1532-1611), Patriarca latino de
Antioquía y arzobispo de Valencia desde 1568, donde fundó el Real Colegio
Seminario del Corpus Christi, uno de los más importantes monumentos de esa
ciudad, donde se conoce con el nombre de “El Patriarca”. Fue obra del impresor
Giacomo Bossi, sobre un dibujo de Salesa.
A
nuestra pequeña colección se incorpora ahora el retrato de Martín de
Azpilicueta que formó parte de la serie de retratos de Españoles Ilustres que,
entre 1791 y 1819, salieron de la Calcografía Nacional, bajo el impulso del
conde de Floridablanca y, posteriormente, del conde de Aranda y de Godoy.
En
total, fueron 114 los retratos impresos que se distribuyeron en cuadernos de
seis grabados. El que nos ocupa fue realizado por Manuel Salvador Carmona, a
partir de un dibujo de Buenaventura Salesa, el único que llevó a cabo para esta
serie. Impreso en 1792, formó parte del octavo cuaderno de la colección.
Martín
de Azpilcueta había nacido en Barásoain (Navarra) en 1492, en el seno de una
familia noble. Tras cursar estudios de Filosofía y Teología en Alcalá de Henares,
se doctoró en Derecho Canónico en la Universidad de Toulouse, donde obtuvo la
cátedra de Cánones a los 26 años. Fue, después, profesor de otra universidad
francesa, la de Cahors, regresando a España en 1523, para profesar como
canónigo regular de San Agustín en Roncesvalles. Al no serle reconocido el
doctorado obtenido en Francia, volvió a lograrlo en Salamanca, de cuya
universidad fue catedrático durante catorce años. Su prestigio era tan grande
que el propio Carlos V acudió a una de sus clases. Por orden del emperador
marchó a la Universidad de Coimbra, que acababa de ser fundada, donde ejerció
la docencia durante 16 años.
A
su jubilación regresó a Navarra y, cuando ya contaba 76 años, Felipe II lo
envió a Roma para encargarse de la defensa del primado de España, el cardenal
Carranza, procesado por la Inquisición por el supuesto delito de herejía, del que
salió absuelto merced a la brillante
defensa de Azpilcueta.
A
lo largo de toda su vida, le ofrecieron importantes beneficios eclesiásticos
que siempre rechazó y, en sus últimos años, pudo haber sido creado cardenal en dos
ocasiones, lo que no se llevó a efecto por la supuesta oposición del monarca
español.
Murió
en Roma en 1586, siendo sepultado en la iglesia de San Antonio de los
Portugueses. Fue considerado uno de los grandes intelectuales de su época,
destacando no sólo por sus conocimientos en Derecho y Teología, sino por sus
aportaciones a la Economía, siendo considerado el pionero en la historia de la
teoría cuantitativa del dinero.
Nos
complace dedicar este recuerdo a un gran navarro, a través del dibujo de un
borjano ilustre, en este día en que se celebra la fiesta de San Fermín,
co-patrón de Navarra, al mismo tiempo que damos noticia de esta interesante
adquisición.
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