Recientemente,
Heraldo de Aragón publicaba la
noticia, firmada por Nora Bermejo, de que el Ayuntamiento de Grisel acababa de
finalizar la restauración de dos “casillas de pico”, ubicadas en el monte de La
Diezma de esa localidad.
No
es la primera vez que el citado Ayuntamiento interviene en el conjunto de 27
construcciones de esas características que existen en ese término, pues ya hace
unos años procedió a la restauración de otra.
Consideradas
como un signo de identidad del municipio, ya fue construida otra de nueva
planta bajo el castillo y tras el ábside de la iglesia parroquial, a manera de
monumento.
En
la citada información de Heraldo de
Aragón se indicaba que “estas construcciones son singulares y se consideran
autóctonas y únicas”. Aunque ello no sea cierto, pues las hay en otros muchos
lugares y, en concreto, en la comarca de Campo de Borja, es digno de todo
elogio el interés del Ayuntamiento de Grisel por conservar estas interesantes
muestras de la arquitectura tradicional.
Estas
actuaciones vienen a sumarse a otras como la restauración de la nevera de
Alberite de San Juan o las rehabilitaciones de los antiguos lavaderos en muchas
localidades, lo que viene a poner de manifiesto que es posible preservar estos
elementos, cuando hay voluntad de hacerlo por parte de los respectivos
ayuntamientos. De ahí, nuestra esperanza de que en Borja se lleven a cabo
acciones similares, pues disponemos de un amplio número de casetas o casillas,
como las de Grisel, algunas de ellas emplazadas en terrenos de propiedad
municipal.
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