Historia de la Virgen de Magallón

            D. Leandro Galindo Escolano nos ha donado una de las reediciones de la Historia de la prodigiosa imagen de la Santísima Virgen de Magallón, aparecida y venerada en los montes de Leciñena que, en 1814, escribió Fray José de Santo Domingo.  En este caso se trata de la edición facsimilar que, en 1997, publicó la Asociación “Virgen de Magallón” de Leciñena, Perdiguera y Robres, de la cual no teníamos ejemplares en nuestra biblioteca.

            Sí teníamos varios de la editada, en 1974, por el Club Deportivo Cultural y Recreativo de Leciñena que, en buena medida se había convertido en todo un clásico, ante las dificultades de conseguir la edición original, pues a pesar de los intentos realizados, nunca hemos podido adquirirla, entre otras razones porque, cuando algunos libreros ofertan esta obra, siempre hacen referencia a la fecha que aparece en la portada, 1814, sin especificar si es la que buscamos o una de las reproducciones facsimilares.

            Aunque estamos seguros de que nuestros lectores conocen el interés de esta obra, debemos señalar que es, en ella, donde se relatan las circunstancias de la desaparición de esa imagen, del lugar donde se veneraba en Magallón, tras el asesinato cometido el 13 de enero de 1283, en el interior de la ermita de Ntra. Sra. de la Huerta, en la persona de Juan de Albir, por los hermanos Antón y Martín del Frago; su milagrosa aparición en los montes de Leciñena y lo ocurrido cuando los de Magallón intentaron conducirla, de nuevo, a su localidad.

            En la actualidad, el Santuario de la Virgen de Magallón, situado en un agreste paraje que dista poco más de dos kilómetros del casco urbano de Leciñena, junto con su tradicional sentido mariano, se ha convertido en un destino turístico, al haber sido acondicionado el albergue hospedería allí situado.

            Saqueado durante la Guerra de la Independencia y la pasada guerra civil, en el transcurso de la cual, fue destruida la imagen de la Virgen, se encontraba en un creciente estado de abandono hasta que, en 1993, el Ayuntamiento de Leciñena acometió su restauración, con el apoyo del Gobierno de Aragón y la Diputación Provincial de Zaragoza.