Cuando
se reformó el pórtico de la antigua colegiata de Santa María, abriendo un nuevo
vano en donde nunca había existido anteriormente, dado que siempre hubo
edificaciones adosadas y así quedó demostrado al ser derribadas, quedó
pendiente la instalación de una reja como las que cierran los otros dos.
El
coste de la misma hizo inviable entonces su realización y, desde ese momento,
el pórtico ha permanecido abierto cuando anteriormente se cerraba cuando no
había culto. El problema es que, recientemente, ese espacio se ha convertido en
improvisada cancha para la práctica de saltos con monopatines, especialmente
cuando la climatología lo permite. No se trata de un hecho aislado, sino muy
frecuente en los pasados meses con participación de un significativo número de
jóvenes. Al margen de los riesgos que esta actividad puede entrañar y las
molestias ocasionadas a los vecinos por los ruidos que de ella se derivan, el
pórtico de un monumento declarado Bien de Interés Cultural no es el lugar más
adecuado para este tipo de entretenimientos. Por ello, creemos que se debería estudiar
la posibilidad de colocar la reja pendiente.
También,
por las instancias a las que corresponda se podría proceder a reparar los
desperfectos en la pintura. Hasta hace algunos años, solía ser el Ayuntamiento
quien, en los días previos a las fiestas de la Virgen de la Peana procedía a
repintarlo, de manera que quedara en perfecto estado en el momento del paso del
Rosario de Cristal, la única Fiesta de Interés Turístico que tenemos. Pero si
ello no es posible, alguien debería cuidar estos detalles e incluso estudiar si
el color hasta ahora utilizado es el más adecuado para ese espacio.
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