martes, 20 de agosto de 2024

Insospechado paraje natural al pie de la Muela

 

Al pie de la Muela Baja, en la vertiente que asoma a Valcardera, existe un lugar de gran interés natural, muy poco conocido que responde al nombre de “La Saladilla”, el cual alude precisamente a una de las características que han despertado nuestro interés. En su busca ha ido el pasado fin de semana el Dr. D. Isidro Aguilera, acompañado por D. Juan Manuel Serrano Lacaba.


Se trata de un manantial de aguas salobres que discurren por un toyo o barranco de unos 200 metros de longitud, en torno al cual crece una densa vegetación compuesta por tamarices, juncos y carrizos. El lugar destaca como un trazo verde en medio de la aridez de su entorno.

 

A la salida del barranco se acumula una costra salina, posiblemente de cloruro sódico en alto porcentaje. La sal común es un elemento indispensable para la vida de los mamíferos y más todavía para el ser humano, dado que, a partir de que los cereales se convirtieron en la base de la alimentación humano, la aportación de la sal hubo que aportarla a partir de fuentes minerales.

Por lo tanto, disponer de sal cercana a la Muela de Borja, densamente poblada de la Prehistoria, pudo suponer una ventaja indudable frente a otros lugares más lejanos en los que se podía encontrar, como la laguna de Bisimbre y el pozo salado de Magallón.

Pero, al margen de su interés histórico, esta zona también es importante desde el punto de vista natural, dado que a ella acuden corzos y jabalíes en busca de la sal y, al mismo tiempo, sirve de refugio para las aves, en esta época estival en el que la Estanca y otras fuentes están secas. Merece, por lo tanto, ser protegida.


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