La Institución “Fernando el Católico” ha publicado en su colección “Estudios” la obra La novela epistolar española actual, de la que es autora la Dra. Patricia Urraca de la Fuente.
Con prólogo de
Luis Beltrán Almería, en sus 190 páginas el libro parte de la tesis doctoral de
la novelista Ana María Navales que, en 1975, defendió su Estudio de la
novela epistolar española, analizando el impacto de este tipo de novela en
la literatura española de la Transición, en las décadas finales del siglo XX y
en las primeras del XXI, a través de un método que combina historia cultural
con teoría literaria.
Tras una Introducción,
el libro se estructura en los siguientes apartados: “La epistolaridad y las
estéticas de los géneros epistolares”; “La novela epistolar española a la luz
de Ana María Navales”; “La novela epistolar en la Transición (1975-1986)”; “La
narrativa epistolar en los años 80”; “La literatura epistolar en el nuevo milenio”
y “Herramientas de Internet al servicio de la epistolaridad. De la pantalla al
papel”.
Una obra interesante que aborda un tipo de novela que suele ser considerada como un género del pasado, en una época en la que ya no se escriben carta, pero que, como viene a demostrar, está aún muy vivo, como lo demuestran el elenco de novelas de grandes autores españoles que se presenta en la obra.
Dentro de la
colección “Historia global” el Dr. D. Gaspar Mairal Buil, catedrático de Antropología
Social en la Universidad de Zaragoza, ha publicado la obra Antropología
Social de Aragón, que dedica a la memoria del Prof. D. Eloy Fernández
Clemente.
El autor
recuerda en la introducción sus estudios de antropología en diversos lugares de
Aragón, desde que, en 1977, llegó a la localidad pirenaica de Gistaín y, posteriormente,
a Barbastro, Mediano, valle de Ésera y los Monegros. Estuvo después en México
y, tras su jubilación, decidió reunir en este volumen buena parte de sus
investigaciones referidas a Aragón.
En el primer apartado,
bajo el título “Cultura, suelo e identidad” aborda la creación del reino aragonés
y su evolución, con referencia a los factores que contribuyeron a forjar su
identidad.
El segundo
apartado está dedicado a sus “investigaciones de campo”, desde “los trabajos y
los días en Chistén” hasta lo que significó para muchos el “perder el pueblo”, como
consecuencia de las obras hidráulicas emprendidas, como el embalse de Mediano y
la incidencia del agua en los Monegros.
El agua sigue
articulando buena parte del segundo apartado “Espacios”, en el que también se
estudian “Los espacios públicos de una ciudad aragonesa: Barbastro”. En el
tercero se habla de “Viejos y nuevos mitos aragoneses”, de “Las leyendas
fundacionales de las ciudades aragonesas” y del influjo en Zaragoza de la conmemoración
de los Sitios, junto con una referencia expresa a Teruel, finalizando con el
capítulo dedicado a conclusiones.
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