domingo, 22 de diciembre de 2024

Una mujer en el coro de la colegiata

El 22 de diciembre de 1691 se produjo un hecho inusual para la época: el cabildo de la colegiata de Santa María de Borja tomó el acuerdo de invitar a una mujer para que entrara en el coro, durante el canto de Maitines el día de Navidad. Se trataba de sor Silveria de Frías y Francés, nacida en nuestra ciudad el 21 de junio de 1655.

 

Era hija de D. Pedro de Frías Alberite y Dª. Juana Francés. Los Frías procedían de Alfaro y se establecieron en Borja cuando Melchor de Frías contrajo matrimonio con la borjana Isabel de Alberite. La casa de los Alberite era la que luego fue propiedad de los Sánchez del Río en la calle de Goya que, por entonces, se llamaba “de los Alberite”.

Pedro de Frías, el padre de la religiosa, había nacido en Borja en 1622, y fue caballero de la Orden de Santiago. En 1658 nació su hijo Pedro de Frías Francés que fue bautizado en la parroquia de Santa María el 19 de noviembre. En 1675 ingresó como caballero en la Orden de San Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta.

 

Llama la atención que su hermana Silveria fuera bautizada el 21 de junio de 1659, siete meses después de su hermano Pedro. También, el que, en el expediente instruido para probar la nobleza de sus apellidos, requisito indispensable para entrar en Sigena, aparezcan en el primer cuartel las armas de los Salazar, trece estrellas de oro colocadas en tres palos y una en punta, sobre campo de gules, mientras que en el tercero aparecen las armas de los Frías: Torre de plata en campo de azur con un león coronado, en su color natural empinado sobre la torre. Sin embargo, los cuarteles 4 y 5 aparecen raspados o desdibujados, aunque se adivina una flor de lis de los Francés.

El hecho de que su hermano Pedro fuera prior de la colegial, cuando la religiosa visitó Borja, sin duda influyó en la deferencia de la que fue objeto. El día señalado fue recibida por el cabildo en pleno y se sentó al lado de su hermano. Como era la primera vez en la historia en el que una mujer entraba en el coro, el hecho fue registrado en el libro de Gestis del capítulo.

Actualmente, cuando el coro está abierto a todos los fieles, el ver mujeres sentadas en sus escaños no nos extraña, pero, en aquella época, constituyó todo un acontecimiento.


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