lunes, 9 de mayo de 2016

Sobre la construcción del puente de Maleján


            Sobre el puente llamado de Maleján que cruza el cauce del Huecha en dirección al término del Campo, hemos publicado diversos artículos en los que pusimos de manifiesto el interés de esta obra, aparentemente modesta. Hoy podemos aportar un interesante documento relacionado con la financiación de la misma.



            En primer lugar, debemos recordar que el autor del proyecto fue el ingeniero D. Antonio López Franco, nacido en Vitoria en 1879, dato este que desconocíamos hasta ahora.  Sin embargo, era una persona muy relacionada con nuestra ciudad. En un artículo publicado en La Voz de Aragón se definía como “oriundo de Borja y vinculado a ella por lazos de afecto e intereses”. Por otra parte,  el 20 de octubre de 1926, la corporación municipal, presidida por D. Juan Antonio Alzola, tomó el acuerdo de concederle el título de “Hijo Adoptivo”.




            Esta decisión respondía a sus esfuerzos por mejorar los regadíos de Borja. En junio de 1925, el Sindicato de Riegos de Borja le había encargado la redacción del proyecto de construcción de un embalse en Morana. Eran unos momentos de euforia, propiciados por la política de fomento de obras públicas emprendida por la Dictadura de Primo de Rivera y, en la prensa local, se había iniciado una campaña bajo el lema “El futuro de Borja está en Morana” que despertó el entusiasmo de amplios sectores de la población. El proyecto fue presentado en mayo de 1926, pero la Confederación Hidrográfica opuso algunos reparos que fueron solventados con un nuevo proyecto elaborado en 1927 que  la llegada de la II República terminó cancelando, tras un nuevo estudio realizado por el ingeniero D. Primitivo M. Sagasta que lo consideró inviable.



            Después llegó el encargo de construir el puente de Maleján. D. Antonio López Franco era uno de los mejores Ingenieros de Caminos de España. Tras cursar la carrera, había entrado al servicio del Estado como Ingeniero de Obras Públicas. Más tarde ejerció como profesor de Química y Materiales de Construcción en la Escuela de Caminos de Madrid. Es considerado el introductor de la Química Cuántica en la enseñanza universitaria española, siendo el autor de un Compendio de Química para uso de sus alumnos, en 1928. En 1956, publicó con su hijo Antonio López Bustos otra obra relacionado con este tema, Nociones generales sobre las mecánicas cuántica y ondulatoria. Además, son numerosos los artículos que, con su firma, aparecieron en la Revista de Obras Públicas, tanto sobre temas de su profesión como sobre su asistencia a los congresos internacionales en los que participó. En la biblioteca de nuestro Centro se conservan muchas de sus obras que, pacientemente, hemos ido reuniendo.




            López Franco había venido dedicando especial atención a la utilización de estructuras de hormigón, técnica que aplicó en el proyecto del nuevo puente que, de esta forma, se convirtió en una de las primeras obras realizadas con esta técnica.
            El puente está formado por tres pilastras sobre las que se asientan las grandes vigas de hormigón que sirven de base al tablero. La estructura principal del mismo, también de hormigón está encofrada “in situ”, según puede apreciarse en las imágenes anteriores, en las que también se aprecian los añadidos laterales que, mucho más tarde, se construyeron para aumentar la anchura del tablero.



            Este es el documento al que hacíamos alusión al principio. Se  trata de una circular firmada por D. Dionisio Pérez Viana, Alcalde de Borja entre el 30 de noviembre de 1926 y el 26 de febrero de 1930, dirigida a los propietarios de las fincas beneficiadas por la construcción del puente, informándoles de las aportaciones que deben realizar.
            Como se indica en el impreso la obra fue financiada con las subvenciones de los Ayuntamientos de Borja y Maleján, así como por los propietarios de diversas partidas, en función del número de hanegas y de los beneficios que el puente podía reportarles.
            En este sentido se abonaban 2 pesetas por cada hanega de las fincas situadas en Puyal, Cuencas, Ponza, Travieso, Marquesa, Hoya del Rey, Fuentes (parte baja), Vargas y Cazuelas, por ser “paso obligado”.
            Las fincas situadas en Toledo, Cardona, Fuentes (parte alta), Fontella, Jarreta y Tapiadas abonaban 1 peseta por hanega, “por ser paso de gran conveniencia”, mientras que las del monte (sin regadío) sólo pagaban 0,50 céntimos por hanega.

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