Pedro Domínguez Barrios nos ha remitido un artículo sobre la historia y las características arquitectónicas del antiguo hospital de Magallón, edificio completamente restaurado.
Se ubica en el casco antiguo de Magallón, entre las calles La Villa, Ramón Salvador y la cuesta que une ambas conocida como “el Portillo”. Es un edificio de planta rectangular y tres plantas, con accesos a distinto nivel por las citadas calles. Las fachadas principales, (suroeste) a calle Ramón Salvador, y noreste a calle la Villa son simétricas y ordenadas, quedando el testero este en medianera, prácticamente oculto, y el oeste a la pronunciada rampa del portillo.
Ambas fachadas principales,
disponen en su eje de cuerpos de acceso salientes, que dan realmente una planta
poligonal irregular; siendo mucho más prominente el principal (suroeste).
Las tres plantas del edificio:
baja, noble, y falsa, se señalan exteriormente mediante una moldura clásica
perimetral. Desde Ramón Salvador, se accede a la planta baja por una puerta de
doble hoja sobre dos gradas, flanqueada por dos pequeñas ventanas.
Simétricamente a ambos lados se
disponen dos ventanas en arco rebajado con moldura a modo de melena, hoy
sustituidas las dos izquierdas por una puerta de garaje. En la planta noble,
tiene cinco ventanas de proporciones esbeltas también con arco rebajado y
moldura, a plomo con las de baja, quedando la central en el cuerpo saliente.
El alzado de la planta falsa tenía
en el citado cuerpo un hueco mayor hasta el nivel del suelo a modo de terraza,
cerrado igualmente con arco rebajado y moldura, y a ambos lados presentaba
óculos a plomo con los huecos de las plantas inferiores, y entre éstos unas
incisiones verticales a modo de triglifos, según atestigua la postal de
mediados del pasado siglo, en la que también se ve la moldura exterior que
separa la planta baja de la primera; hoy desaparecida, al igual que los óculos.
La fachada de la calle la Villa
corresponde a las plantas noble y falsa. Su cuerpo de acceso, muy sensiblemente
adelantado de la misma, se remata en frontón clásico, y aloja la puerta de
acceso de dos hojas cerrada con arco rebajado, sobre las hojas se dispone un
fijo con un hueco rectangular con vidrio tras unos barrotillos metálicos. Como
se ha comentado, esta fachada corresponde a dos niveles. Para el primero, a
ambos lados del acceso presenta un zócalo de ladrillo visto con huecos ciegos
en arco rebajado, y a eje con los mismos la misma ventana y molduras que en la
fachada suroeste. Sobre la imposta perimetral que señala la separación de
plantas, hay ventanas rectangulares flanqueadas por las incisiones verticales.
Parece claro que estas ventanas son fruto de una reforma que reemplazó a los
óculos.
En la fachada de una vivienda de la
calle Ramón Salvador, se empotró un reloj mecánico sin maquinaria, más propio
de un edificio público que de una modesta vivienda privada; quizá encajaría en
esta fachada sobre la puerta de acceso, donde ahora hay una ventana
rectangular, si bien se trata de una mera suposición.
El testero que da al portillo
presenta una fachada de ladrillo hasta el nivel del zócalo descrito, con dos
huecos ciegos, uno de ellos fuera de eje y adintelado. El aparejo del ladrillo
es a soga y tizón, lo que demuestra que no es un añadido. En la planta noble
tiene dos ventanas idénticas a las de este nivel en las otras fachadas, y sobre
la imposta corrida se dispone un frontón que delata la cubierta a dos aguas del
edificio. Las cubiertas de los cuerpos de acceso son asimismo a dos aguas, pero
perpendiculares a la principal.
La estructura interior del
edificio, la forma una jácena de cuelgue o viga maestra sobre pilares cuadrados
con las esquinas achaflanadas, sobre la que apoyan las vigas de madera. El
apoyo de la jácena sobre los pilares se acrecienta con bellas ménsulas
acanaladas.
La escalera se ubica en el eje de
la planta, pero en su mitad suroeste, ya que el cuerpo de acceso aquí es más
saliente. Es de destacar el esplendor de esta sala principal, con su gran
altura y espléndida iluminación natural.
El edificio de corte neoclásico,
acorde con su tiempo, fue construido en 1845 a expensas de Tomás Gallego,
alcalde de Magallón en 1838, uno de los principales propietarios, subteniente
de la Milicia Nacional, liberal por lo tanto, y de estado civil soltero.
Tomás no sólo lo construyó, sino
que lo dotó de una renta anual para su mantenimiento. Las Hermanas de la
Caridad llegaron en 1888 para atender a los enfermos. También tuvieron a su
cargo las escuelas de párvulos, primaria y secundaria hasta 1965, cuando
marchan y el ayuntamiento vuelve a hacerse cargo del edificio modificando su
uso, adaptándolo para oficina de correos y telégrafos en su planta baja, y
viviendas de funcionarios en sus plantas alzadas.
Esta adaptación para viviendas
conlleva la construcción de falsos techos que reducen la altura, modifican las
dimensiones de las ventanas originales, y ocultan las bellas ménsulas de los
machones, además de sustituir los óculos de las fachadas principales por
simples ventanas cuadradas.
En 2012 se realiza una intervención
en la que acertadamente se derriban los falsos techos, recuperando la
espléndida altura original de la planta, así como las dimensiones de los
ventanales originales, y también se recuperan los óculos de los testeros; lástima
no haber recuperado también los de las fachadas principal.
Hoy en día, la planta baja sirve
como sede de la Asociación de Mujeres de Magallón, la noble y falsa permanecen
en espera de una digna rehabilitación, que respete el volumen original
recuperado, y por tanto deje a la vista sus elementos estructurales.
No es muy frecuente que una única
persona sufrague por su cuenta todo un edificio destinado al bien común. El
nombre de Tomás Gallego merece figurar en una placa sita en una de las fachadas
principales.







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