jueves, 11 de septiembre de 2025

Una corrida que no volvió a repetirse

 

       El 23 de septiembre de 1969 se celebró en Borja una extraordinaria corrida de toros, con reses de D. Román Sorando Herranz. Fue, como consecuencia del enfrentamiento que, en aquellos momentos, mantenían César Girón, Palomo Linares y “El Cordobés” con los grandes empresarios taurinos, por lo decidieron actuar aquella temporada en plazas portátiles de toda España. La de Borja se instaló en unos terrenos de la Cooperativa Agrícola en la carretera de Ainzón y la expectativa despertada fue enorme.

 

Encabezaba el cartel César Girón (1933-1971) un torero venezolano de gran prestigio, perteneciente a una dinastía de la que formaron parte sus hermanos Curro y Rafael. Murió dos años después de torear en Borja, a consecuencia de un accidente de carretera en Venezuela.

 

         Aunque se había especulado con la participación de “El Cordobés” en la corrida de Borja, al final sólo lo hicieron dos de los “guerrilleros”, el mencionado César Girón y Sebastián Palomo Linares (1947-2017), otro de los grandes mitos de la Tauromaquia española, que debutó como novillero a los 17 años y, su carrera estuvo jalonada de grandes triunfos, logrando cortar un rabo en la plaza de las Ventas, en 1972, algo que sólo ha sucedido en contadas ocasiones. Fue un fenómeno social y protagonizó varias películas, falleciendo a consecuencia de complicaciones derivadas de una intervención quirúrgica.

 

         El tercer diestro fue Gilberto Charry Montealegre (1948-2021), también conocido como “El Pibe”. Había nacido en El Espinal (Colombia) en 1948 y, en Borja recibió la alternativa de manos de César Girón, con Palomo Linares como testigo. Toreó en muchas plazas americanas, alcanzando cierta notoriedad. Posteriormente, abandonó el mundo de los toros, vinculándose a una iglesia cristiana en los Estados Unidos, donde pasó a residir. Murió en Miami el 22 de febrero de 2021, a consecuencia la COVID. La plaza de toros de su localidad natal lleva su nombre.

         Es evidente que aquella corrida, en una improvisada plaza de Borja, con alternativa incluida, se convirtió en un hecho memorable para la historia taurina de nuestra ciudad.

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