jueves, 1 de agosto de 2024

Letanías de la humildad

 

         Fue en el pasado congreso de franciscanismo donde comentamos a uno de los participantes la costumbre adquirida de rezar las llamadas “Letanías de la humildad”, como lenitivo para nuestra quebrantada moral. Se mostró muy interesado en ellas, pero no pudo encontrarlas, dado que le facilitamos una información equivocada, dado el autor de las mismas no fue el cardenal Newman, como le dijimos, sino el purpurado español monseñor Rafael Merry del Val y Zulueta (1865-1930).

         Nacido en el seno de una familia de origen noble irlandés, también estaba relacionado con Zaragoza, dado que su abuela paterna era Dª. María Trinidad del Val Gómez, emparentada con Santo Dominguito del Val.

         El cardenal Merry del Val fue un hombre de gran cultura que fue ordenado sacerdote en 1888 y, dos años después, colaboró en la fundación del Colegio Español de Roma. En 1900, León XIII lo nombró Presidente de la Pontificia Academia de Nobles, como arzobispo titular de Nicea. Tres años después fue designado secretario del cónclave para la elección del sucesor de ese Papa.


         Fue un cónclave sumamente complicado, dado que el candidato que mayor número de votos había reunido era el cardenal Rampolla del Tindaro, que desempeñaba el cargo de Secretario de Estado, pero el emperador de Austria Francisco José I, haciendo uso de un antiguo privilegio del que, con la denominación de Ius exclusivae disfrutaban los emperadores de Austria y del Sacro Imperio Germánico, junto con los monarcas de Francia y España, vetó su nombramiento.

         Esa decisión, anunciada en el cónclave por el arzobispo de Cracovia, en nombre del emperador, provocó una enorme conmoción y, aunque rechazada en principio por los cardenales electores, terminó provocando la elección, como Papa, del patriarca de Venecia, el cardenal Sarto, quien nada más aceptar su elección, designó como Secretario de Estado a monseñor Merry del Val, algo también llamativo, dado que no era cardenal, aunque fue creado como tal en el inmediato consistorio.

 

         A partir de ese momento, Merry del Val se convirtió en el colaborador más cercano del Pontífice, un hombre de origen muy humilde que encontró en el cardenal español el complemento imprescindible para su acción de gobierno.

         Su pontificado fue fecundo en muchos aspectos, promulgando el primer Código de Derecho Canónico, impulsando la reforma litúrgica o la música sacra. Reorganizó la Curia Romana, promovió la práctica de la comunión frecuente y el estudio de la filosofía de Santo Tomás de Aquino.

         Una de sus primeras medidas fue la abolición del privilegio que había desencadenado su elección, pero a lo largo de todo el período en el que estuvo al frente de la Iglesia fue acusado de inmovilista, dada su postura contraria al modernismo y de todas las tendencias modernistas.

         Pero, era un hombre sumamente bondadoso, que murió bajo la desolación que le produjo el inicio de la I Guerra Mundial, que intentó impedir. Fue beatificado en 1951 y canonizado en 1954 por el Papa Pío XII, gracias a los milagros atribuidos a su intercesión, algunos de ellos en vida y muy espectaculares. Sobre su vida hay una bonita película que pueden ver en este enlace, aunque está en italiano.

 

         Comoquiera que muchos consideraban que la actitud del Papa era debida a la influencia de su Secretario de Estado, éste tuvo que sufrir los ataques e incomprensión de muchos. De ahí su refugio en la oración y la redacción de estas letanías que pueden ser de ayuda para quienes se encuentran en situaciones similares.

         No obstante, conviene recordar que el cardenal Merry del Val también tiene incoada causa de beatificación, habiendo sido declarado “Siervo de Dios”.


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