El 8 de diciembre de 1894 nació en Borja D. Dionisio Pérez Viana. Muy pronto destacó por su brillante inteligencia y su extraordinaria elocuencia. Sin otros estudios que los cursados en la Escuela Primaria fue un político destacado, cuya carrera se inició cuando fue elegido Alcalde de Borja el 30 de noviembre de 1926. Desempeñó el cargo durante cuatro años en los que realizó una brillante gestión.
A él se debe la
repoblación de la Muela Alta, continuando la labor iniciada por sus
predecesores D. Rodolfo Araus y D. Juan Antonio Alzola. El reciente incendio
provocó la desaparición del arbolado que, con tanto empeño, lograron crear
estos alcaldes.También consiguió la construcción de la carretera a El Buste
que, hasta ese momento, era un simple camino.
Formando parte de las
candidaturas presentadas por la CEDA, en los comicios celebrados en 1936, fue
elegido Diputado para el Congreso. Se da la circunstancia de que en esas mismas
elecciones lograron el acto otros dos borjanos: D. Honorato Castro Bonel y D.
Mariano Tejero Manero, ambos por el Frente Popular. Al término de la guerra
civil se retiró de la actividad política, pero continuó siendo uno de los
personajes más respetado de la comarca. En ocasiones, impartía alguna
conferencia de tema cultural que congregaba a numeroso público, fascinado
siempre por su verbo encendido, como cuando, al regreso de un viaje Italia,
habló en el Teatro Cervantes sobre “Lo que en Roma vi de Borja que en Borja no
he visto”.
El 8 de diciembre de 1906
nació en Borja la hermana María
Concepción Sebastián Irache. Era hija de Alejandro Sebastián Aturrece y de
Lucía Irache Viamonte. Ingresó en la Congregación de Hermanas de la Caridad de
Santa Ana el 15 de septiembre de 1925, emitiendo los primeros votos el 15 de
septiembre de 1927 y la profesión perpetua el 15 de septiembre de 1932. Su
primer destino fue la leprosería de la isla de Providencia (Venezuela), por
donde pasaron varias religiosas de nuestra zona. El 5 de marzo de 1936 fue
enviada a Costa Rica, donde permaneció el resto de su vida, cuidando enfermos de
tuberculosis y lepra.
Muy conocida y querida en
toda esa república centroamericana, al cumplir los 73 años fue enviada a la
Casa Provincial de Llorente de Tibás, donde falleció el 5 de enero de 1996, a
los 89 años y fama de santidad entre todos los que la trataron.
Nunca olvidó su origen borjano, atendiendo a
todos los que se desplazaban a aquellas lejanas tierras. Recordaba con emoción
la visita que efectuó al B/E Juan Sebastián de Elcano, durante su
estancia en Puerto Limón en 1974. Para ello no dudó en atravesar todo el país,
al saber que en esa unidad de la Armada Española viajaba un borjano, y a bordo
del buque, pudo pasar una tarde, pisando “tierra española” como decía.
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