El 7 de mayo de 1672
tomó posesión de su plaza como Canónigo de la colegiata de Santa María de Borja
D. Francisco Antonio Sallent Trasobares.
Era hijo del Dr. Sallent, médico, y de Dª Catalina Trasobares, hija de otro
médico borjano D. Felipe de Trasobares. Probablemente, era natural de Ainzón donde
en aquel momento ejercía su padre, pero comoquiera que llegó a Borja poco
tiempo después, siempre se consideró de esta ciudad, donde nacieron sus
hermanas Isabel, Mariana, Antonia y María Teresa, que profesaron en el convento
de Santa Clara, destacando como poetisa sor Mariana.
Francisco se graduó
como Doctor en Leyes en la universidad de Zaragoza el 26 de diciembre de 1674,
cuando ya había sido ordenado sacerdote. Al incorporarse al cabildo de la
colegiata se hizo cargo de la Capellanía Real del Castillo. Se trataba de una
plaza que tenía su origen en la antigua capilla del castillo de Borja, de donde
pasó a la colegiata, aunque manteniendo su carácter de provisión real.
Durante
su permanencia en Borja desempeñó los cargos de Comisario de la Santa Cruzada y
Examinador Sinodal del obispado de Tarazona. En 1703 fue nombrado Vicario
General y Judicial del arzobispado de Valencia, cuya sede era desempeñada en
aquellos momentos por D. Antonio Folch de Cardona, consagrado tres años antes.
Desde
el 16 de diciembre de 1705 regía, de hecho, esa diócesis ya que el arzobispo
huyó ante la amenaza de las tropas austracistas (curiosamente, cinco años
después se decantó por la facción del archiduque y terminó sus días exiliado en
Viena).
Fue
entonces cuando D. Francisco Sallent recibió el nombramiento de Obispo
Auxiliar, lo que fue acogido en Borja con enorme alegría, siendo organizadas
grandes fiestas, incluso con corridas de toros. Sin embargo, poco después llegó
la noticia del inesperado fallecimiento del obispo electo, acaecido el 11 de
febrero de 1706, antes de que fuera consagrado.
Fue un gran benefactor
del convento de Santa Clara, en cuyo museo se muestra el libro de sus
fundaciones, así como el hermoso tríptico que donó al mismo, regalo del Papa
San Pío V. También instituyó la fiesta de Santa Teresa de Jesús, cuya imagen se
muestra, asimismo, en la sala IV del citado museo.
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