Catedral
de Ávila
El 2 de diciembre de 1733 nació en Borja D. Francisco de la Huerta Romanos que inició su formación musical en la capilla de la colegiata de Santa María. En 1761 era intérprete de violín y bajón en la catedral de Tarazona, año en el que obtuvo por oposición la plaza de primer bajón y segundo violín en la capilla de música de la catedral de Ávila. Allí permaneció 17 años, llegando a desempeñar, entre 1773 y 1776 el puesto de sustituto en la Escuela de Música, creada por el maestro de capilla de la catedral D. Juan Oliac.
Era un hombre de carácter
complicado al que no le gustaba su trabajo como intérprete, aduciendo que el
bajón le era perjudicial para el pecho. Aspiraba al puesto de Maestro de
Capilla, por lo que se presentó a todas las oposiciones convocadas, entre ellas
las de Palencia, León y Calahorra.
Catedral de Santo Domingo de la Calzada
Hasta que en 1778 consiguió la de Santo
Domingo de la Calzada, que no desempeñó durante mucho tiempo, dado que en 1780
ocupaba ese puesto en la colegiata de Alfaro, desde donde concurrió a nuevas
oposiciones convocadas para las plazas de Ávila y Pamplona. Consiguió
finalmente la de esta última ciudad, tras impugnar el fallo del tribunal,
alegando que la persona a la que se le había adjudicado inicialmente era alumno
de uno de los miembros de dicho tribunal.
Estuvo al frente de la
capilla de música de la catedral de Pamplona durante 34 años en los que tuvo
numerosos problemas relacionados con la educación de los infantes, a los que
llegó a maltratar, siendo objeto de varias amonestaciones. También se quejaron
los músicos, lo que viene a demostrar la dificultad de su carácter al que
hacíamos referencia.
A pesar de ello fue un
gran compositor que ha dejado numerosas obras, tanto en Pamplona como en las
ciudades en las que estuvo. Entre ellas destacan diecinueve misas; dos
antífonas; dos calendas; cuatro himnos; una invocación; cuatro lamentaciones;
seis magníficats; siete motetes; ocho responsorios; veinticuatro salmos; una
secuencia; tres vísperas. En castellano se conservan cuarenta y ocho arias; dos
cuatros; nueve dúos; un ocho; cuatro tríos; y veintinueve villancicos.
En edición moderna se han
vuelto a publicar: Comedetis carnes, responsorio al Santísimo a 4 voces,
violines, trompas y acompañamiento, 1780; Si el sol con sus rayos, aria
a la Virgen para tenor, oboe obligado, violines y acompañamiento, 1780; Kyrie
de la Misa, a 8 voces, violines y acompañamiento, 1781; A un triunfo tan
feliz, villancico a la Virgen, 1789, en M. Gembero Ustárroz, La música
en la Catedral de Pamplona durante el siglo XVIII, vol. II, Pamplona,
Gobierno de Navarra, 1995, págs. 195-277.
Se le cita en obras
importantes que hemos adquirido y algunas de sus composiciones se siguen
grabando. Concretamente en este enlace se puede escuchar una de ellas
interpretada por la capilla de la catedral de Pamplona, ciudad en la que
falleció el 8 de marzo de 1814.
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