Hemos
conseguido un ejemplar de la Estadística
General de las Diócesis de Tarazona y Tudela, correspondiente al año 1933.
Se trata de una publicación que aparecía con carácter periódico y de la que no
teníamos ninguna en nuestros fondos. El hecho de que, en sus 240 páginas,
incluya numerosos datos sobre la historia y la realidad de las citadas diócesis
en ese momento, le confiere especial interés.
Hoy
vamos a referirnos al caso específico de Borja que era cabecera del arciprestazgo
de su nombre y del que formaban parte las parroquias de Albeta, Ambel, Santa
María de Borja, San Bartolomé de Borja, Bulbuente, Calcena, Maleján, Purujosa y
Talamantes. Puede sorprender que no estuvieran integradas en él las parroquias
de otros municipios del valle del Huecha, pero es que en aquel momento
pertenecían a la diócesis de Zaragoza. También es curioso que estuvieran
Calcena y Purujosa, lo que viene a poner de manifiesto la relación que siempre
ha existido entre Borja y esas localidades. En cambio Trasobares era de la
diócesis de Zaragoza.
Al
referirse a Borja, tras una breve síntesis histórica, señala que la parroquia
de Santa María fue dependiente del Obispo de Tarazona quien, con el Cabildo de
esa ciudad cobraba sus diezmos. La parte que correspondía al Prelado fue cedida
en 1200 para vestuario de los canónigos.
La
elevación a colegiata la hizo Nicolás V en 1449, concediéndole Alejandro VI, en
1497, que sus prebendas fuesen para los oriundos de Borja. Respecto a sus
valores artísticos se afirma que “ofrece poco de particular, pero conserva
magníficas tablas cuatrocentistas del primitivo altar”. Menos mal.
En el
momento de redactar la obra tenía como filiales a la iglesia de San Pedro
Mártir, llamada vulgarmente de Santo Domingo; a la iglesia del hospital, bajo
la advocación de la Divina Pastora y la iglesia de la Inmaculada del convento
de la Concepción. También citaba al oratorio público de la Virgen de los
Dolores en el cementerio; al oratorio semipúblico de la cárcel (que lo había);
así como a las ermitas de San Jorge, el Sepulcro, San José (aún se mantenía en
pie), el Calvario y el Santuario de Misericordia.
En
total dependían de ella 2.898 fieles, con un promedio de 62 bautizos al año, 11
matrimonios y 52 defunciones. De ellos, sólo 70 habían faltado al cumplimiento
pascual y había 91 comuniones diarias y 175 frecuentes.
Relaciona
las cofradías erigidas en la parroquia que eran: La cofradía del Rosario con 26
cofrades; la de las Nieves con 36, la del Carmen con 275, la de San José con
48, la de las Almas con 241, la de Santa Lucía con 98, la de San Babil con 80,
la de San Antón con 77. Por otra parte existían el Apostolado de la Oración con
1.190 asociados, la Asociación Josefina con 160, las Hijas de María, con 693,
la Congregación de San Luis Gonzaga con 234, la Congregación de San Estanislao
de Kostka con 134 y la Hermandad de la Virgen de la Peana con 477.
El
párroco era el Ldo. D. Roque Pascual Lorente (nombrado en 1925). Había cuatro
beneficiados: el Ldo. D. Pablo Pérez Montorio (1909), D. José María Pereda
Matud (1918), D. Primo Irache Sanjuán (1924) y D. Mario Foncillas Carranza
(1930). Además eran coadjutores D. Ángel Irache Navarro, desde 1914, y D.
Mauricio Soria Aranda desde 1917.
De la
parroquia de San Bartolomé afirma que, aunque tiene mayor antigüedad, su fábrica
es de 1414, en cuya fecha Domingo Burueta y Menga Remón vendieron una casa para
hacer esta iglesia, lo que no es exacto.
De
ella dependían 2.307 fieles y tenía como filiales a la iglesia de San Miguel,
la iglesia de Santa Clara y el oratorio semipúblico del colegio de Santa Ana.
El
promedio de bautizados era de 60 anuales, con 12 matrimonios y 40 defunciones.
Habían faltado al cumplimiento pascual 47 personas, pero había una media de 45
comuniones diarias y 90 frecuentes.
Allí
radicaban: la Adoración Perpetua al Santísimo Sacramento con 213 miembros, la
archicofradía de la Santísima Trinidad, con 67, la de los Jueves Eucarísticos
con 340, la cofradía de San Bartolomé con 203 y la de San Sebastián con 298,
aunque la sede de esta última era la iglesia de Santa Clara.
Al
frente de la parroquia se encontraba D. Manuel García del Río (desde 1926), con
D. Luis Alejaldre Villar (1931) como coadjutor y tres capellanes: D. José María
Martínez Aroz (1930), D. Severino Belsué Chueca (1916) y D. Federico Sanjuán
Murillo (1932).
En
Borja había dos monasterios de religiosas de Clausura, el de Santa Clara con 19
religiosas de las que era capellán D. José María Martínez Aroz y confesor D.
Pablo Pérez Montorio. En el de concepcionistas había 17 religiosas, siendo su
capellán D. José María Sanjuán y su confesor también D. Pablo Pérez Montorio.
La
comunidad de hermanas de la Caridad de Santa Ana del colegio estaba integrada
por 10 hermanas, teniendo como capellán a D. Severino Belsué y como confesor a
D. José María Pereda, mientras que en el hospital había otras 6 hermanas de las
que era confesor D. José María Pereda.
Por lo
tanto, Borja tenía en ese año 5.105 habitantes para cuya atención se disponía de 13
sacerdotes, 7 en Santa María y 5 en San Bartolomé a los que hay que unir un
capellán en la Concepción.
Además,
el número de religiosas era 52, 19 clarisas, 17 franciscanas concepcionistas y
16 hermanas de la Caridad de Santa Ana.
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