El 5 de diciembre de 1779 nació en Magallón D. Miguel Nicolás Labiaga Vallejo. Era hijo de D. Francisco Labiaga y de Dª. Rita Vallejo, naturales ambos de esa villa y pertenecientes al estamento de infanzones. El 27 de marzo de 1797, sentó plaza como cadete en la Compañía Española de las Reales Guardias de Corps, un cuerpo cuyos miembros eran reclutados entre jóvenes de origen noble y que prestaba escolta y protección a la persona del monarca.
Destinado en esa unidad
fue sorprendido por los trágicos acontecimientos de mayo de 1808, decidiendo
huir con otros militares de la capital para incorporarse a quienes combatían
contra los franceses, por lo que el 8 de marzo de 1817 fue recompensado con la
Cruz de Distinción creada para premiar a los que habían tomado parte en la
llamada “fuga de Madrid”.
Se unió al Ejército de
Aragón, tras el levantamiento del primer sitio de Zaragoza, siendo nombrado
Ayudante de Campo del marqués de Lazán. Poco después tomó parte en las acciones
emprendidas en apoyo del Ejército de Cataluña, estando presente en el ataque a
Barcelona el 22 de noviembre de 1808. Tras la ruptura del cerco, por parte de
los franceses, las tropas aragonesas se dirigieron hacia Gerona para intentar
capturar el material emplazado frente a Rosas.
Labiaga participó en los combates de Armentera y Castellón de Ampurias, siendo recompensado con otra Cruz de Distinción, en 1809 pasó a integrarse en el Ejército de la Derecha que operó en Sigüenza. En 1810 estuvo en Lérida como Ayudante de Campo del comandante de esa plaza, siendo hecho prisionero por los franceses, tras la capitulación de la ciudad. Fue enviado al depósito de Macon, en el departamento de Saône et Loire, donde permaneció cautivo durante cuatro años.
El 11 de mayo de 1814 fue
repatriado y tras someterse al correspondiente expediente de depuración le fue
expedido el despacho de capitán y la Cruz de la Orden de San Hermenegildo que
acababa de crearse. Destinado en el Regimiento de Cazadores de Costa de
Granada, permaneció allí hasta 1819, año en el que su unidad fue trasladada a
Murcia.
Pasó a la situación de
retiro el 21 de agosto de 1821. Eran momentos muy difíciles, en los que a los
problemas derivados de la posguerra vinieron a sumarse los enfrentamientos
entre liberales y realistas. De hecho el regimiento al que pertenecía Labiaga se
escindió en dos facciones. Por ello fue víctima de esa situación, ya que debió
someterse a varios expedientes de depuración cuando ya residía en Magallón, al
igual que todos los que habían solicitado el retiro durante el Trienio
Constitucional.
Pudo conseguir algún
destino poco relevante, como el de vocal de la Comisión Militar de Militar de
Zaragoza, entre 1824 y 1826, o el de comandante de un depósito de oficiales
portugueses que, como consecuencia de los enfrentamientos dinásticos que hubo
en el país vecino, se refugiaron en España, siendo confinados en Magallón,
donde permanecieron más de un año, dato interesante para la historia de esa
localidad que es prácticamente desconocido.
Llegó a pedir la vuelta
al servicio activo en una ocasión, pero salvo esas esporádicas ocasiones,
siguió retirado en su localidad natal, desengañado y viviendo con estrecheces
por la menguada pensión militar. Permaneció soltero toda su vida y con frecuentes
problemas de salud, a pesar de los cuales llegó a alcanzar una edad muy
avanzada, pues falleció el 4 de marzo de 1867, siendo enterrado en la iglesia
parroquial de San Lorenzo, donde se conserva toda su documentación personal.
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