miércoles, 7 de octubre de 2020

Revistas recibidas 274

 

         La Institución “Príncipe de Viana” nos ha remitido los últimos números de las dos excelentes revistas que edita. Una de ellas es Príncipe de Viana, cuyo nº 275 tiene carácter monográfico, dedicado a “Las bibliotecas de Navarra: acceso a la información y el conocimiento”.

         En él se incluyen artículos sobre las más importantes bibliotecas de esa localidad, junto con un estudio sobre el impacto socioeconómico de las mismas.

         Nos ha interesado especialmente el referido a la biblioteca taurina de José Luis Ibarra y su donación a Navarra, que firman Juan Francisco Elizarri y Fernando Cirauqui. Juan Francisco Elizarri es también el autor de otro artículo sobre el patrimonio cinematográfico y audiovisual en la Biblioteca y Filmoteca de Navarra, mientras que Roberto San Martín informa sobre el Catálogo Colectivo del Patrimonio Bibliográfico de Navarra, un tema que nos preocupa especialmente, dado que el esfuerzo que representó la puesta en marcha del CCPBE hubiera requerido una constante actualización, incorporando fondos que, en su momento, no fueron tomados en consideración.


         La otra revista es el nº 93 de Cuadernos de Etnología y Etnografía de Navarra que conmemora su 50 aniversario. En sus 430 páginas incluye una serie de artículos, todos ellos de interés, entre los que queremos destacar por tratarse de un tema al que hemos dedicado especial atención en nuestro Centro, el trabajo de Ricardo Urrizola sobre “Juglares, danzas y torneos en la Iruña del siglo XVI”.

         Koldo Colomo cataloga y estudia nueve estelas funerarias medievales que presentan la imagen del crismón en su iconografía. Se da la circunstancia de que, en otro trabajo, Joxep Irigaray informa sobre la recuperación del uso de estelas discoidales en Auritz/Burguete, aunque con iconografía diferente.

         No queremos dejar de mencionar el artículo de Ricardo Gurbindo sobre “Fajeros pamploneses: de oficio humilde a solemne cometido”. Ese término de fajero se aplicaba a quienes fabricaban fajas, pero también a las personas que cargaban bultos y se ceñían con esa pieza de tela para aliviar su esfuerzo. Se da la circunstancia de que la imagen de San Fermín que procesiona el día de su fiesta, inicialmente portada por sacerdotes y luego por estudiante, terminó siendo llevada por miembros del gremio de fajeros y con ese nombre se sigue conociendo a los que ahora desempeñan ese cometido.



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