martes, 6 de octubre de 2020

Los documentos de Mariquita Navas en nuestro archivo

         Al dar a conocer ayer la historia de amor entre la joven mallenera María de los Ángeles Navas (Mariquita Navas) y el oficial francés Eugène Weyler, comentamos que por una feliz circunstancia habían llegado al archivo de nuestro Centro una serie de documentos relacionados con ese matrimonio, que se conservaban en el archivo de la familia Zapata.

         Son cartas de gran interés, dado que ofrecen el aspecto humano del dilatado proceso que enfrentó a Mariquita y su esposo, con su padre y el resto de la familia que se habían opuesto decididamente a su matrimonio.

         Cuando decidió casarse tenía 20 años y 24 el novio. Su padre, D. Miguel Leonardo de Navas, hizo todo lo posible por impedirlo, llegando a pedir informes a D. Roque Marco, posiblemente un abogado de Borja, sobre el proceder a seguir. Obra en nuestro poder y en él se le comunica que no está obligado a dar su consentimiento pero, que pasados tres días, el Juez de Policía de Zaragoza, puede suplirlo, no pudiendo excusarse del pago de la dote que la Justicia le puede obligar a señalar.


         Mariquita se casó, contra la opinión de su padre, y el asunto de la dote se convirtió en un grave problema, dilatado en el tiempo, que provocó una completa ruptura familiar.

         En 1811 había nacido la primera hija del matrimonio, a la que pusieron el nombre de Paulina y con la que marcharon a Francia, donde en 1813 nació la segunda que se llamó Zenaida.

         Desde París, Mariquita, que inicialmente firmaba como Mariquita Weyler, envió numerosas cartas a su padre, sin obtener respuesta durante muchos años. En algunas de ellas se lamentaba de no saber si todavía vivía el padre.

         No fue hasta 1825, cuando D. Juan José de Navas, hermano de Mariquita, respondió por vez primera comunicándole Eugène Weyler la emoción de su esposa al haber recibido la primera carta, tras tantos años de silencio, dando por sellada la reconciliación familiar.


         Para entonces, ya había unido el apellido Navas al de Weyler. Escribía en un buen castellano, suponiendo que fuera él quien redactara las cartas y en ellas se aportaban noticias de interés, desde la visita efectuada a París de Dª. Manuela de Quinto a las relacionadas con las hijas del matrimonio. Paulina estudiaba en el Colegio Real y, más tarde, la boda de Zenaida en 1842 con “un distinguido caballero francés”. En aquellos momentos el interlocutor familiar era su primo D. Pedro Pablo de Navas.


         Hay documentos relacionados también con el interminable litigio de la dote, como el redactado en francés que firman y sellan Mariquita de Navas y Weyler Navas, que ya había sido ennoblecido con el título de barón.

         En resumen, estamos ante una serie de documentos inéditos que pueden ser objeto de un estudio detenido, dado que vienen a complementar los localizados por D. Guillermo Carranza en los archivos de Zaragoza.




 

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