miércoles, 7 de octubre de 2020

La Borja de Mario Vargas Llosa

 

         Uno de nuestro asiduos visitantes está releyendo estos días la novela del Premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa, titulada La casa verde, cuya acción transcurre en la Amazonía peruana, donde se encuentra la localidad de Borja, que aparece reiteradamente mencionada en la misma.


         Hace tiempo, dedicamos un artículo en este blog a esa pequeña Borja de ultramar, dentro de una serie sobre las localidades que, en todo el mundo, llevaban el nombre de Borja.

         Decíamos entonces que el nombre oficial de la misma era “San Francisco de Borja”, aunque se la conoció con la forma abreviada de “Borja” desde el momento de su fundación, que tuvo lugar el 7 de diciembre de 1619, en el marco de la conquista del territorio de los Mainas, una tribu descubierta, a finales del siglo XVI, a orillas del río Marañón, relatando su historia hasta el momento actual en el que forma parte del distrito de Manseriche, en la provincia del Datem del Marañón, del departamento peruano de Loreto. 



         Con apenas 200 habitantes que utilizan el gentilicio de “borjeños”, ni tan siquiera dispone de electricidad durante todo el día y, para llegar hasta allí es preciso surcar las aguas del río Marañón y atravesar el peligroso “pongo de Manseriche” en cuyos remolinos naufragan muchas embarcaciones.


         En esta imagen podemos ver la zona de la Amazonia donde se ubica Borja. En la parte inferior se aprecia la confluencia del río Santiago con el río Marañón, el cual corta a continuación la cadena de cerros Campanqui para formar una garganta llamada Pongo de Manseriche.

            Pongo es el nombre que reciben esos estrechos entre montañas donde se precipitan las aguas formando rápidos y torbellinos. Hay que tener en cuenta que el Marañón tiene un caudal medio de unos 5.000 metros cúbicos por segundo, pero puede alcanzar los 9.480, como ocurrió en 1970. De ahí la dificultad que entraña su paso, en determinadas épocas y los naufragios que tienen lugar en esa zona, aunque la utilización de embarcaciones de motor facilita el paso.

         Pero es tan peligroso surcar sus aguas que llegamos a pensar en organizar una expedición para que los munícipes borjanos pudieran conocer esa Borja peruana. Bien es cierto que nuestra intención era esperar el desenlace del viaje en un puesto militar que existe a la entrada del pongo, con el que llegamos a contactar y se ofrecieron a acogernos con gran amabilidad.


 

        Ahora, al revisar la información disponible en Internet, nos ha sorprendido encontrar el reportaje de una persona que lo atravesó. Se trata de Carla Royo Villanova, bien conocida en nuestra ciudad que también visitó y dejo testimonio de su estancia entre nosotros en una preciosa crónica.


         Carla que llegó hasta allí siguiendo los pasos de su padre, comentaba que es uno de los lugares más peligrosos de la Amazonía, ofreciendo imágenes de sus rápidos.


         También incluyó otras imágenes de la localidad y de los habitantes que le acogieron con gran cordialidad, Merece la pena leer el reportaje en este enlace.



         Finalizamos con estas otras fotos del paisaje que rodea a esa Borja peruana y de alguna de sus viviendas que hemos vuelto a recordar debido a esa alusión que aparece en la novela del gran escritor al que hacíamos referencia al inicio de este artículo y que también aconsejamos leer.








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