viernes, 19 de octubre de 2012

El origen de Bursau



            Cuando el pasado día 15 hablamos de la cueva de Esquilar, señalábamos que es en el cerro situado sobre ella donde se encuentran los restos del primer asentamiento humano conocido de nuestra ciudad.





            Efectivamente, desde hace tiempo se conocía la existencia, en ese lugar, de restos de la antigua ciudad celtibérica de Bursau. Sin embargo, fue durante las excavaciones propiciadas por el Centro de Estudios Borjanos, durante los años 1978 y 1979, cuando se descubrió la existencia de un poblado anterior.





            En dichos trabajos participaron algunas personas que, más tarde, ocuparían puestos relevantes en el ámbito de la Arqueología, como José Ignacio Royo, Juan Paz o Isidro Aguilera. Colaboraron también varios jóvenes borjanos, alguno de ellos recientemente desaparecido.





            Aunque la zona excavada fue muy reducida y correspondía a uno de los extremos del cabezo, se pudo constatar la existencia, bajo las estructuras celtibéricas, de restos de un poblado de la I Edad del Hierro levantado hacia el año 600 a. C. aun cuando los restos encontrados fueron datados en torno a los inicios del siglo V a. C.





            Este poblado era de características similares a otros bien conocidos como el de Cortes de Navarra o el del cabezo de Monleón en Caspe. En la comarca hubo asentamientos similares en Alberite de San Juan (El Quez) y Fréscano (El Morredón, La Cruz, Burrén y Burrena). Todos ellos situados en pequeños cerros en los que se disponían las viviendas de planta rectangular, abiertas una calle central por su lado menor. En las excavaciones se localizaron tres casas que estaban formadas por muros con un basamento de mampuesto y, sobre el mismo, paredes de adobe. Los pavimentos eran de yeso y en el muro opuesto a la entrada había un banco corrido.





            Este poblado cuyo nombre desconocemos constituye, por el momento, el primer testimonio de la presencia humana en Borja y, por lo tanto, puede ser considerado como el origen de nuestra ciudad.





            Sobre él se situó la ciudad celtibérica cuyo origen puede ser establecido en la segunda mitad del siglo IV a. C. Se trata de la Bursau de las fuentes clásicas que, aunque iniciada en este lugar, fue expandiéndose por el cerro de la Corona y las zonas bajas, pues se han encontrado restos de la misma en el polígono de la Romería. Isidro Aguilera apuntó la posibilidad de que, en su época de mayor esplendor, llegara a alcanzar una extensión de 25 Ha.  Una ciudad que acuñó moneda como este as adquirido por el Centro el pasado año que, junto con otros de mejor calidad, se exhiben en el Museo Arqueológico.





            En las excavaciones que estamos comentando se encontraron unos muros de indudable grosor, construidos en mampostería sobre los que asentaban hiladas de adobes. Corresponden a una estancia cuya misión no pudo ser establecida pero sobre la que se sugería la posibilidad de que perteneciera al propio sistema defensivo de la ciudad.





            Existía en ese punto una puerta con umbral de madera que apareció parcialmente quemado. El interior de la estancia que tenía un pavimento de tierra apisonada, estaba cubierto por adobes desprendidos y dos gruesas vigas de madera de pino y tablas que, según Isidro Aguilera, podían corresponder al soporte de la cubierta que estaría formada por material vegetal y tierra.





            Por la parte más débil, la que se prolonga hacia el Sepulcro, el poblado estaba protegido por una potente muralla de adobes cuyas características no son bien conocidas ya que, por el momento, las únicas excavaciones realizadas han sido esas dos campañas de alcance muy reducido pues se circunscribieron a una zona puntual del extremo norte de la ciudad.






Al cabo de 33 años, aún pueden verse en ese lugar los restos encontrados en estado de abandono. Podría ser conveniente la consolidación de algunos de esos muros que amenazan con derrumbarse y que, por el momento, constituyen los únicos testimonios visibles de la ciudad celtibérica de Bursau.


1 comentario:

  1. gracias por compartir este informacion. Ahora todos a trabajar para conservar lo que queda y ponerlo en valor. Es otro recurso turistico mas de el patrimonio rural

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