martes, 30 de octubre de 2012

Piedras francesas en un molino de Vera de Moncayo



            Guillermo Carranza está realizando, desde hace varios meses, un exhaustivo estudio sobre obras hidráulicas en nueve municipios del valle del Huecha que tenemos el propósito de publicar. Especial atención está dedicando, lógicamente, a los antiguos molinos harineros. En uno de los cuales situado en el término municipal de Vera de Moncayo, ya en ruinas, se conservan las piedras utilizadas para moler el grano.







            En ellas aparecen las marcas del fabricante: Grande Société Meuliére Dupety Orsel & Cie de La Ferté sous Jouarre (Francia). Puede parecer sorprendente la procedencia de las mismas de un lugar tan alejado, pero ello tiene una explicación a la que haremos referencia en este artículo.





            En nuestra zona, salvo el caso del molino de viento de Tabuenca, todos los demás eran hidráulicos. El agua impulsaba el giro de las dos piedras que trituraban el cereal. La inferior se llamaba “solera” y la superior “volandera”. Estas piedras debían tener características especiales ya que, si eran muy blandas, desprendían partículas que se mezclaban con la harina.





            Muchas de las piedras que se utilizaron aquí procedían de Soria, desde donde llegaban transportadas en carretas. La Asociación de Desarrollo Rural PROYNERSO ha publicado un interesante folleto sobre este tema, del que proceden las dos ilustraciones anteriores, el cual se puede consultar en su página web: www.proynerso.com





Sin embargo, con la introducción del ferrocarril, pudieron importarse piedras fabricadas en la localidad francesa de La Ferté sous Jouarre, donde se elaboran las mejores, debido a la calidad de sus rocas silíceas.





            La Ferté sous Jouarre es una localidad perteneciente al Departamento de Sena y Marne, fundada en el año 850 que, en la actualidad, cuenta con unos 8.500 habitantes. Está situada a orillas del río Marne y allí nació Antonio de Borbón, el padre de Enrique IV de Francia.





            La localidad se especializó en la fabricación de estas piedras que, en 1789, daba empleo a 3.000 personas. Era un trabajo extremadamente duro, tanto en el momento de la extracción del material como durante su elaboración. La tuberculosis y la silicosis hacían estragos entre los obreros entre los que las tasas de alcoholismo eran, asimismo, muy elevadas.





            El transporte se efectuaba a través del río y todavía se conserva el llamado “port aux meules” cuyos malecones están formados por piedras de molino desechadas. Entre 1857 y 1866 se exportaban unas 6.000 muelas al año y, en 1880, se llegó a alcanzar la cifra de 20.000. Desde esa localidad se enviaban a lugares muy alejados. Se han localizado en Canadá, África del Sur y Nueva Zelanda.
            En 2009, Luc Vanhercke y Anny Anselin publicaron un interesante artículo en el nº 117 de la revista El Gurrión que se edita en la localidad oscense de Labuerda. Con el título “Piedras de moler nacidas en Francia y olvidadas en el Alto Aragón”, daban cuenta del hallazgo de estas piedras en el molino de San Cosme, situado entre Sasa y Cortillas. También las encontraron en Alquézar lo que despertó su curiosidad, llevándoles a visitar la localidad francesa de la que procedían.






            De aquella floreciente industria, sólo quedan en La Ferté sous Jouarre, algunas muestras de la misma convertidas en monumentos. El declive había comenzado ya a finales del siglo XIX con la introducción de nuevos procedimientos de molienda. Aunque se modificaron los tipos de piedras, con un nuevo sistema de fabricación, muchos talleres cerraron y otros se agruparon para intentar subsistir. Uno de ellos fue, precisamente, esa Grande Société Meuliére Dupety Orsel & Cie de la que proceden las muelas a las que estamos haciendo referencia.





            Durante la I Guerra Mundial la localidad fue escenario de la gran batalla del Marne que tuvo lugar entre el 6 y el 23 de septiembre de 1914. Muchos de sus edificios fueron arrasados, entre ellos el castillo. En los combates fallecieron 3.888 soldados británicos en recuerdo de los cuales el gobierno del Reino Unido, levantó este monumento, inaugurado en 1928, en el que están grabados sus nombres.





            Hoy, hemos podido recordar todo ello, gracias a la localización por Guillermo Carranza de las piedras de un modesto molino vereño que, probablemente, pudieron llegar desde allí, a través del pequeño ferrocarril de Cortes a Borja.

3 comentarios:

  1. Por si tuviera algún interes. Yo que soy de Salamanca, tambien las he encontrado en un molino del rio tormes a su paso por la ciudad. Y la verdad, me resulto muy interesante.
    Gallegomay@ono.com

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  2. También en Casavieja, Ávila

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  3. Yo las he encontrado en Algeciras

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