miércoles, 24 de octubre de 2012

Jaime Gil, un magallonero que escribió un tratado de Apicultura en el siglo XVII



            Magallón es una histórica villa en la que han nacido destacados personajes que se hicieron acreedores a un reconocimiento mayor del que, hasta el momento, les ha sido dispensado. Hace unos días hablamos del sastre Juan de Albaiceta y hoy lo haremos de Jaime Gil.
            Nacido en Magallón, el 12 de julio de 1585, pertenecía a una familia de agricultores, aunque desde muy temprana edad mostró una gran curiosidad por conocer todo lo relacionado con el mundo de las abejas en el que le introdujo un morisco que residía en esa localidad. Gracias a los conocimientos adquiridos montó, con ayuda de su padre, las primeras colmenas llegando, en el transcurso del tiempo, a convertirse en un especialista en la materia.





            Ha pasado a la historia por ser el autor de una obra titulada Perfecta y cvriosa declaración de los provechos grandes qve dan las colmenas bien administradas; y alabanças de las Abejas, impresa en Zaragoza, en 1621. Junto a Lucio Moderato Columela, Abu Zacaría, Alonso de Herrera y Méndez de Torres, forma parte del reducido número de autores clásicos de la Apicultura española.





            Quienes más han contribuido a difundir su  figura han sido José María de Jaime Lorén y José de Jaime Gómez los cuales, tras algunas comunicaciones anteriores en congresos especializados, publicaron en nuestra revista Cuadernos de Estudios Borjanos un amplio estudio sobre el personaje y su obra. También lo incluimos en nuestro Diccionario Biográfico.





            Ese mismo artículo, publicado por nosotros en 2001, sirvió como introducción para la edición facsimilar de su obra, editada por la Asociación Apícola de Zaragoza, con la colaboración de la Excma. Diputación Provincial, en 2002. El original reproducido, aunque no se hacía constar, es el conservado en el Real Jardín Botánico de Madrid. Según José María de Jaime y José de Jaime, existían otros dos ejemplares en la Biblioteca Nacional de Madrid y en la Biblioteca Aula Dei de Zaragoza. A ellos debemos añadir el que posee la Universidad de Valencia, perteneciente al legado de D. Gaspar de Perellós, marqués de Dos Aguas, que fue editado facsimilarmente, en 2000, dentro de la colección “Obras del siglo XVII” en tres microfichas.





El ejemplar de la Biblioteca Nacional fue exhibido en la exposición que, bajo el título “La cocina en su tinta”, tuvo lugar entre el 22 de diciembre de 2010 y el 13 de marzo de 2011. Se ofrece una imagen de su portada que, según los autores citados, fue realizada a mano para sustituir a la original perdida. Es curiosa la anotación a mano de la fecha “1624”.





            Esta es la portada del ejemplar del Jardín Botánico de Madrid, idéntica a la de edición facsimilar citada, salvo el detalle del sello que aparece a la derecha. Esta obra puede consultarse en la Biblioteca Digital del Real Jardín Botánico.





            Con motivo de la preparación de este artículo hemos encontrado otro ejemplar en la Biblioteca Municipal de Lyon que ha sido digitalizado por Google y también puede consultarse en la red. Son, por lo tanto, cinco los ejemplares de la obra de Gil que conocemos, por el momento.


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