El
día 3 de enero publicamos un comentario en torno a un pilar votivo que había
sido construido en el “antiguo molino del Soto” y que ilustramos con las mismas
fotografías que aparecen aquí.
Recientemente, hemos recibido
varios comunicados señalando que ese edificio se llama, en la actualidad,
“torre de los Gentiles”. Al mismo tiempo, en algunos de ellos se señalaba que
las obras realizadas eran fruto del esfuerzo y de la ilusión de su propietario.
En relación con este
asunto debemos señalar que cualquier persona puede denominar a su casa con el
nombre que estime conveniente, pero ello no significa que el nombre tradicional
quede relegado de la memoria colectiva, sobre todo cuando, como en este caso,
hace referencia a un elemento patrimonial. De ahí que no consideremos
incorrecto haber hecho alusión al “antiguo molino del Soto” porque,
evidentemente, ese edificio fue un molino que se llamaba, precisamente, “del
Soto”.
No es la primera vez
que se plantea esta cuestión, tanto al citar antiguos molinos (del Fraile, de
Clavería etc.) como torres. Es el caso de la antigua “torre de la morena” o el
de la “torre Herrando” a la que su actual propietario tuvo el acierto de
conservar su nombre original, recordando al ilustre personaje que la construyó:
D. Juan Salvador Herrando.
Pero, hay otro aspecto
al que conviene hacer referencia. Los molinos forman parte de nuestro
Patrimonio, dentro del apartado de “Patrimonio Industrial” o “Patrimonio
Hidráulico”. En estos momentos, el Centro de Estudios Borjanos está impulsando
la realización de un inventario de todos los elementos que lo constituyen
dentro de la cuenca del Huecha, a cargo de D. Guillermo Carranza Alcalde. De
ahí, que sin cuestionar el derecho de sus propietarios a realizar las obras que
consideren pertinentes, sobre todo si cuentan con la autorización precisa,
vengamos defendiendo la conveniencia de proteger y conservar estos elementos
patrimoniales, sin someterlos a alteraciones innecesarias. En numerosos lugares,
incluida nuestra comarca, existen ejemplos de molinos, adaptados como
viviendas, casas rurales, o establecimientos hosteleros que han sido
rehabilitados para sus nuevos fines, conservando sus características
tradicionales. De ahí, la preocupación que dejábamos traslucir en nuestro
comentario original, expresado con cierta ironía que, en modo alguno, pretendía
ser ofensiva.
Resumiendo, por lo
tanto, lo que allí se señalaba, en el “antiguo molino del Soto”, ahora
denominado “torre de los Gentiles” hay un nuevo pilar votivo que hemos incluido
en nuestro inventario, al igual que haremos en caso de que surjan otros.
Por otra parte, todos
los antiguos molinos forman parte del “Patrimonio Industrial” de nuestra zona
que, en la actualidad, estamos inventariando.
Finalmente, es lógico
que nos decantemos por una rehabilitación respetuosa de estos elementos y
cuestionemos aquellas modificaciones que representan una alteración
significativa.
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