Estamos
en época de trilla, de “cosechar” de dice ahora, cuando las máquinas han venido
a sustituir aquel laborioso proceso que comenzaba con la siega manual, en la
que el segador, provisto de hoz, zoqueta y dedil, iba formando los fajos que se sujetaban con fencejos, ayudado por el verduguillo.
Desde
los campos eran transportados en carro o a lomos de caballerías hasta las eras.
Cada familia solía tener la suya, situadas siempre a las afueras de la población,
donde quedaban apiladas a la espera de la trilla.
En
estas fotografías, todas ellas de la colección de la familia Ojeda, se ven
varias eras de la zona de la torre del Pedernal. En ellas, extendida la parva, con la ayuda de las horcas de madera, se está procediendo a
trillar, utilizando los antiguos trillos
de pedernal (quizás con algunas cuchillas intercaladas entre las piedras),
siempre en el sentido contrario a las agujas de reloj. En la fotografía
superior puede verse a un niño sobre el trillo,
arreando a un tiro de tres mulas o machos, mientras que en la inferior es una
mujer la que lleva a cabo este cometido, mientras los hombre permanecen atentos
para seguir extendiendo la parva.
Terminada
la trilla, se procedía a apilar, en un extremo de la era, la paja y el grano,
con la ayuda de la plegadera que era
un aparejo tirado por una caballería. Después, y aprovechando un día con aire,
se llevaba a cabo el aventado, para separar grano y paja. Es lo que están
haciendo en la imagen superior, en la que puede verse, a los pies del hombre
que está a la derecha, una rastra de
madera que ayudaba a plegar.
Después
era preciso volver a aventar, para limpiar el grano de la paja más fina con el
que había quedado mezclado y aún volvía a hacerse para separar el grano de las
granzas. Es la labor de la imagen inferior, donde se ve cruzada a la derecha
una pala de aventar de madera.
Limpio
ya el grano, se introducía en las talegas,
con la ayuda de un capazo. En este
caso la era está ubicada en otro lugar. Junto con la pala de madera, a la
izquierda, vemos entre las piernas del hombre agachado a la derecha una hanega, medida de capacidad para grano
que se enrasaba con un rodillo de madera. Llama la atención el sombrero con el
que se toca el personaje central del grupo de tres que están entalegando.
Quedaba,
finalmente, la tarea de transportar las talegas y la mucho más laboriosa de
llevar la paja, mediante carros que aumentaban su capacidad con cañizos en la
parte superior, utilizando el cargador
(horcas de mayor tamaño con varillas metálicas a los lados) para manejar la
paja. Quienes vivieron esos momentos, recordaran la complejidad de todo ese
proceso y la cantidad de paja que arrojaban los carros al discurrir por las
calles empedradas de la ciudad.
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