sábado, 25 de junio de 2016

Sobre la noche de San Juan



            En la noche de San Juan volvió a encenderse la tradicional hoguera, junto al estanque de Sayón, con la obligada presencia de los bomberos voluntarios de Borja y la colaboración del personal de Protección Civil y de la Brigada de Obras y Servicios del M. I. Ayuntamiento.






            Fueron muchas las personas que, manteniendo una prudencial distancia, se congregaron en torno a la hoguera, reviviendo una costumbre de profundo arraigo, pues no en vano, antaño la hoguera era el preludio de una de las fiestas votadas de la ciudad.




            Como habíamos indicado en un comentario anterior, el Ayuntamiento ofreció un pequeño refrigerio a todos los presentes, entre los que se encontraba el Sr. Alcalde D. Eduardo Arilla Pablo. 




            Este año se produjo una interesante novedad, pues el M. I. Ayuntamiento quiso volver a colocar la imagen de San Juan en el barrio que lleva su nombre. Lo hizo sobre un pedestal construido al efecto, muy cerca del edificio ya desaparecido, donde se encontraba la hornacina que, con motivo de esta fiesta, presidía el Santo.



            Al pie de ella se fotografió el Sr. Alcalde, junto con otros miembros de la corporación municipal y otras personas. La iniciativa es digna de elogio, por representar la recuperación de una tradición ya perdida. Sin embargo, conviene señalar que la fiesta de San Juan ha tenido aquí un doble significado. Por un lado, su condición de fiesta votada o lo que es lo mismo, una celebración que obedecía a la promesa o voto solemne que la ciudad, representada por su Ayuntamiento, realizó en su momento, para honrar perpetuamente al Santo, en agradecimiento por haber librado a los borjanos de una grave epidemia.
            Este voto se materializaba en la asistencia, en corporación, de los miembros del consejo a la Solemne Misa que se celebraba en Santa María y a la procesión, presidida por una imagen de San Juan Niño, el “San Juanico” o “San Juan Peleterico” que el resto del año, se conservaba, junto con la de San Roque en el despacho del Sr. Alcalde.



            Esta imagen procesional, es la que se ha colocado en el pedestal citado, aunque la utilizada para ese cometido era otra diferente que ponían los vecinos del barrio de San Juan que celebraban su fiesta “privada”, diferente aunque coincidente con la de la ciudad. Curiosamente, esa otra imagen aún se conserva, y es de tamaño menor, como puede apreciarse en esta imagen, un documento histórico por ser una de las pocas existentes del antiguo emplazamiento de la hornacina y de la forma en la que era decorada.
            Sería conveniente, por lo tanto, que si se decide mantener esta tradición, como es deseable, sea la que vuelva a presidir su barrio, dado el valor artístico y el carácter procesional de la otra. En cualquier caso, lo importante es haber recuperado esta tradición y así lo hacemos constar. 



            Pero la noche de San Juan tiene, junto al fuego, otro elemento que la caracteriza, el agua. Su carácter regenerador fue también evocado por algunas personas como muestra esta otra fotografía, cargada de simbolismo. Noche mágica en la que también se realizaban ceremonias de sanación. Hemos podido documentar aquí, las llevadas a cabo para curar “quebrados” mediantes pases rituales por la rama abierta de un manzano que, en nuestra zona, era el árbol simbólico, a diferencia de los de otras regiones.



            Hermosa noche, por lo tanto, en la que se funden, fuego, agua, amor y tradición, desde los más remotos orígenes hasta nuestros días. Era una pena que muchos de esos componentes hubieran pasado al olvido. Ver que cobran de nuevo actualidad, nos parece sumamente interesante y nos hace concebir la esperanza de ver cumplir, en el futuro, aquel voto solemne, con la procesión del Santo por nuestras calles, en la que volverían a sonar las marchas que afamados músicos borjanos compusieron expresamente para este día.

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