jueves, 11 de agosto de 2016

Chateando en el siglo XVII


            Revisando los contenidos de una importante biblioteca de nuestra ciudad, el Dr. D. Miguel Ángel Pallarés ha encontrado un precioso grabado del siglo XVII, en el que puede verse a un niño que lleva en su mano un teléfono móvil, con el que está chateando, verbo que ya admite la Real Academia Española. El “descubrimiento” sería realmente sorprendente porque estaríamos ante una inexplicable anticipación el tiempo. Pero la imagen tiene una explicación razonable.





            El grabado que aquí reproducimos completo aparece en una novena al glorioso Santo Toribio Alfonso de Mogrovejo compuesta por el Dr. D. José Aguado, que fue párroco de Alcobendas, editada en Madrid en 1796.
            Fue realizado por José Gómez de Navia (1757-1812) un importante grabador, formado en la Real Academia de San Fernando, sobre un dibujo de José López Enguídanos (1731-1812) el mayor de una saga de tres hermanos, todos ellos grabadores y, en su caso, pintor que, a pesar de no ser un artista excesivamente destacado, llegó a ser pintor de cámara.

            En él está representado el Santo, revestido con los ornamentos episcopales, con el báculo en su mano izquierda, mientras que con la derecha hace entrega a un niño indio, vestido con faldellín de plumas y un carcaj a su espalda, de un “móvil” similar al que está “utilizando” el otro niño.



            Veamos ahora quién fue Santo Toribio para encontrar explicación al supuesto anacronismo que ha motivado este artículo. Nacido el 16 de noviembre de 1538, en Mayorga, en el seno de una familia noble, cursó los estudios de Derecho en la universidad de Salamanca, de la que llegó a ser profesor de Leyes. Desde muy joven había destacado por sus virtudes, a las que vino sumarse su excelente preparación intelectual. Por este motivo, Felipe II presentó su nombre al Papa Gregorio XIII para ser nombrado arzobispo de Lima. Fue un caso excepcional, ya que ni tan siquiera era sacerdote. Sin embargo, el pontífice aceptó la propuesta y, en 1579, fue ordenado presbítero, tras haber sido dispensado de recibir las órdenes menores previas. Poco después era consagrado obispo en Sevilla y viajó a América, tomando posesión de su sede el 12 de mayo de 1581.



            En aquellos momentos, Lima se encontraba sumida en una profunda decadencia espiritual y a mejorar la situación se consagró con empeño el nuevo arzobispo que, precisamente, aparece representado en una cartela, en la parte superior de este grabado de la que entonces era conocida como “Ciudad de los Reyes”.

            Fue un obispo consagrado por entero a la labor evangélica, recorriendo incansable los dilatados territorios que le habían sido encomendados. De hecho, de los 24 años que estuvo al frente de la diócesis, sólo residió en Lima ocho. El resto lo empleó en crear 100 nuevas parroquias y bautizar y confirmar a numerosas personas. Más de 500.000 recibieron las aguas del Bautismo de su propia mano.


Para los que puedan pensar que estas conversiones eran forzadas o de poca utilidad, lo cierto es que entre los bautizados por el benemérito obispo, cuatro llegaron a ser santos: Santa Rosa de Lima, San Francisco Solano, San Juan Masías y San Martín de Porres. No es de extrañar, por lo tanto, que además de Patrón de su localidad natal y de Lima, fuera escogido como Patrón del Episcopado hispanoamericano.
Entre su ingente obra pastoral destacó su interés por las lenguas indígenas, para cuyo estudio fundó una facultad específica en la Universidad de San Marcos de Lima. Asimismo, mandó editar el catecismo en quechua y aymara, para facilitar la evangelización de los indígenas. Precisamente son sendos catecismos los que está entregando en el grabado. No es, por lo tanto, un móvil lo que sostiene en sus manos el niño, sino uno de esos pequeños catecismos que había mandado imprimir Santo Toribio.

Falleció el 23 de marzo de 1606, en el transcurso de uno de sus viajes, siendo beatificado en 1679 por el Papa Inocencio XI y, en 1726, lo canonizó Benedicto XIII. Sus restos reposan, en la actualidad en la capilla erigida, bajo su titularidad, en catedral de Lima.

No hay comentarios:

Publicar un comentario