En
la tarde del martes 16 de agosto, falleció en Añón, donde se había establecido
en el año 2000, Javier de Pedro Izuzquiza, un artista destacado en las diversas
facetas que cultivó, desde la Pintura a la edición de libros, pasando por la
Escultura, el Grabado o la Cerámica.
Había
nacido en Zaragoza el 17 de mayo de 1942, en el seno de una familia especialmente
vinculada a Borja, donde residió durante algunos años, poniendo en marcha
importantes iniciativas culturales. Entre ellas, la creación de un taller de
cerámica en la plaza del Mercado, junto con una sala de exposiciones que, muy
pronto se convirtió en un lugar de referencia para la cultura local. Bajo el
nombre de “La Bóveda” surgió también una colección de libros, editados con
exquisito primor e ilustrados con grabados de diversos autores. Participó,
asimismo, en la creación del colectivo de artistas “Plaza del Mercado de Borja”
que ha perdurado en el tiempo.
Formado
en el estudio de D. Alejandro Cañada y en la Escuela Superior de Bellas Artes
de San Jorge de Barcelona, Javier de Pedro fue, ante todo, un excelente pintor
cuya obra fue evolucionando desde el expresionismo extremo de su etapa borjano
hasta el dominio de las más diversas técnicas.
A
pesar de las limitaciones que le impuso la enfermedad, siguió trabajando hasta
el último momento. Una de sus más recientes creaciones fue su particular visión
de la familia real, de la que se hicieron eco diversos medios de comunicación,
en los que explicó la intencionalidad de esta singular obra.
En
Añón había puesto en marcha otro interesante proyecto: Imaginañón, con el
propósito de permitir un acercamiento al Arte, al margen de los circuitos
comerciales. Para ello construyó un edificio, en un hermoso emplazamiento con
el Moncayo al fondo, que ya es, en sí mismo, una obra notable. Allí, sus hijos
inaugurarán el próximo 6 de septiembre una exposición “autorretrospectiva”.
Desde
aquí queremos manifestar nuestro sentimiento por la desaparición de un
brillante artista y un luchador incansable frente a los poderes fácticos. Todos
recordamos aquella peculiar “perfonmance” que realizó a las puertas del Museo “Pablo
Serrano” de Zaragoza en 2004, coincidiendo con el Día Internacional de los
Museos. Pedía entonces una oportunidad y un reconocimiento que, sin duda,
merecía. Descanse en paz el que, en definitiva, fue un hombre de nuestra
ciudad.
Gran artista en la más extensiva aplicación del término
ResponderEliminarlos artistas nunca mueren....en el Moncayo hay mucha majia, llena de almas de grandes hombres y mujeres que se esconden en la cima, en el viento, en la memoria de cada piedra del camino que puedas andar....
ResponderEliminarMuy intensa obra y vida. Merecederora de recuerdo y gratitud.
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