Desde
el Museu Nacional d’Art de Catalunya nos llega la obra Colección Antonio Gallardo Ballart. Obras de Arte Románico y Gótico,
editada este año, en la que se dan a conocer las veinte obras que acaban de
ingresar en el museo, procedentes de esa colección y que han sido mostradas en
una exposición, con el propósito de ir integrándolas, posteriormente, en las
salas correspondientes del museo.
Como
se señala en un artículo introductorio la incorporación de este conjunto
constituye un hecho histórico, dada la excelente calidad de muchas de sus obras
y por tratarse de un conjunto equilibrado y cuidado que abarca desde el siglo
XII al XVI.
Fruto
de la actividad coleccionista del donante, las obras son de diversa procedencia,
en algunos casos desconocida. Entre ellas se encuentra una hermosa tabla de
Martín Bernat que representa a Santiago bautizando al mago Hermógenes, de la
que se afirma que probablemente procede de la “colegiata de Santa María del
Pilar en Zaragoza”.
La
obra La gobernanza de los puertos
atlántico, siglos XIV-XX. Políticas y estructuras portuarias. que nos ha
remitido la Casa de Velázquez de Madrid, recoge el fruto de la labor de un
grupo de investigación, constituido en 2012, para el análisis de las dinámicas
portuarias atlánticas, en el que han participado especialistas de diferentes
países.
El
libro se divide en cuatro partes: Políticas portuarias; administración;
infraestructuras y urbanismo; y políticas económicas. Dentro de ellas, tres
capítulos se centran en el fin de la Edad Media; seis se dedican a la Edad
Moderna; dos a la transición a la Contemporánea y otros cinco se centran,
principalmente, en el siglo XIX. El ámbito de la investigación abarca los
puertos europeos de la fachada atlántica pero también los africanos y los de
Iberoamérica. Tanto la introducción como las consideraciones finales corren a
cargo de Amélia Polónia y Ana María Rivera Medina que han coordinado el trabajo
con la colaboración de Alejandro García Ferrero.
Desde
el Museo Nacional de Arte Romano de Mérida nos han remitido dos números de sus
Cuadernos Emeritenses. En realidad se trata de una revista, aunque la reseñamos
aquí por el carácter monográfico que tienen.
El
primero corresponde a la obra Tesorillo
califal de la calle Santa Julia de Mérida (Badajoz), de Rogelio Segovia
Sopo, en el que se estudia un conjunto de monedas encontradas el 2 de julio de
1962, cuando unos albañiles realizaban obras de cimentación en un solar del
casco urbano de Mérida. En el interior de una vasija aparecieron 263 monedas,
116 de ellas completas, 72 cercenadas en sus bordes y 75 fragmentos, todas
ellas conservadas en el citado museo.
258
de ellas son monedas andalusíes emitidas por los califas Abd-al-Rahman III,
Hisam II, Muhammad II y Sulayman al-Musta, mientras que el resto son monedas
del califato fatimí del norte de África.
El
segundo corresponde a la obra de Isaac Sastre de Diego, titulada Mérida capital cristiana de Roma a
Al-Andalus, en la que viene a dar a conocer la importancia del patrimonio
histórico-arqueológico cristiano de la ciudad. Con frecuencia se asocia el
nombre de Mérida a su glorioso pasado como capital de la Lusitania romano,
relegando a un segundo plano su relevancia en otras épocas, a pesar de la
multitud de testimonio arqueológicos conservados, frecuentemente atribuidos a
época visigótica, aunque como se señala en la obra muchos de ellos corresponden
a una amplia banda que puede situarse cronológicamente entre los siglos IV y V.
Se pone de manifiesto asimismo el interés de los objetos cotidianos y de los
usados en las primeras celebraciones de las comunidades cristianas
emeriteneses. En definitiva, como se señala en la introducción, el libro
afronta un discurso histórico ambicioso, desde el final del mundo romano hasta
los albores de una nueva Edad, etapa en la que Mérida fue capaz de mantener su
prestigio y su liderazgo, reflejando como ninguna otra ciudad hispana aquellos
nuevos signos de la Historia.
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