miércoles, 24 de diciembre de 2025

Coronaciones canónicas de imágenes marianas

         Ante unas consultas que nos han sido planteadas, en torno a la coronación de imágenes de la Virgen María, hemos querido acercarnos al significado de las coronaciones canónicas, cuyo origen está vinculado a dos personas.

         Por una parte, a fray Jerónimo Paolucci (1552-1620), un capuchino gran amante de la Virgen y difusor de su culto, por lo que era conocido como “Apóstol de la Madonna”. Fue él quien, con otros devotos, impulsó las coronaciones de las imágenes marianas, con coronas fabricadas con las joyas que entregaban los fieles asistentes a sus misiones populares. Fundó la Obra Pía de la Coronación (Pia Opera dell'Incoronazione), siendo la de la Virgen de Oropa la primera que llevó a cabo la de la Virgen de Oropa, poco antes de su fallecimiento. 

 

         Pero fue otra persona, amiga del citado capuchino, quien dio el impulso definitivo y canónico a las coronaciones. Se trataba de Alejandro Sforza Pallavicion Piacenza, conde de Borgonovo, miembro de una destacada familia, quien dejó en su testamento un legado muy importante, para que, con sus frutos, se pudiera costear la elaboración de coronas.

         Como receptor del legado se hizo cargo el Capítulo de San Pedro, estableciendo un registro de las Vírgenes que eran coronadas. La primera en hacerlo, con este nuevo procedimiento reglado fue la Madonna de la Febbre de la Basílica Vaticana en 1631.

 

         Durante mucho tiempo, era el citado capítulo quien autorizaba esas coronaciones que, al principio, se llevaban a cabo en Italia y, posteriormente, por todo el mundo. Fue el Papa León XIII quien, en 1897, incluyó el rito de la coronación en el Pontifical Romano.

         San Juan Pablo II fue quien, en una de las reformas del Pontifical, concedió facultad al Ordinario de Lugar para llevar a cabo coronaciones canónicas, sin derogar el privilegio del Capítulo Vaticano. De esta manera, existen dos tipos de coronaciones. Por un lado la Pontificia, otorgada mediante un Breve Papal, y la Diocesana, de la que es competente el Ordinario del Lugar, pudiéndose dar el caso de que coexistan ambas.


         Queremos recordar que la primera imagen coronada canónicamente fue la de la Virgen de Veruela, a instancias de la Compañía de Jesús, que se había establecido en el antiguo monasterio cisterciense, y la solicitó del Papa León XIII.

          El acto de la coronación fue fijado para el día 31 de julio de 1881, festividad de San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía. Estaba previsto que fuera efectuada por el cardenal arzobispo de Zaragoza D. Manuel García Gil, un dominico gran amante de Veruela, pero su fallecimiento, el 28 de abril de aquel año, trastocó los planes, debiendo realizarla su auxiliar y obispo de Hipsópolis D. Jacinto María Cervera Cervera, más tarde obispo de La Laguna y después de Mallorca, donde falleció en 1897.

 

         Desde entonces, han sido numerosas las imágenes coronadas en España. En nuestro Diccionario de Términos Religiosos y Litúrgicos contabilizamos 452 imágenes que han recibido este honor, entre ellas la Virgen de la Peana, coronada el primer domingo de mayo de 1989, con ocasión del II Centenario de su culto, y que es la que ha motivado este comentario, por las razones que expondremos en un nuevo artículo.


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