El uso de escudo heráldico era privativo de quienes podían probar su infanzonía ante la Real Audiencia, siéndoles extendida la correspondiente ejecutoria, alguna de las cuales conservamos en nuestro archivo.
En ellas se describían sus armas y en la más antiguas aparece la representación de las mismas, con sus pieza, colores y esmaltes, minuciosamente dibujadas. Es preciso recordar que los escudos son personales y miembros de una misma familia pueden cuartelar de forma diferente.
Sin embargo, de
un tiempo a esta parte, han ido apareciendo una serie de páginas, que se
anuncian por Internet, en las que se ofrece la posibilidad de conocer el origen
del apellido de aquellos que recurren a ellos, facilitándoles un escudo que
nada tiene que ver con la realidad del solicitante.
Por común que
sea el apellido, siempre existe la posibilidad de colmar la vanidad de quien lo
lleva, con un escudo heráldico que, al margen de ser irreal, suele estar bien
dibujado, ateniéndose a las leyes de la Heráldica.
Este comentario
guarda relación con la acaecido en un edificio contiguo al acceso a la plaza
del Mercado, desde la calle Alfaro Malumbres, donde sus antiguos propietarios,
colocaron en su fachada un azulejo con su supuesto escudo heráldico Fue algo
relativamente reciente, dado que tenemos imágenes en las que no aparece.
Pero, ahora, al
haber adquirido el edificio un nuevo propietario, hemos visto que aquel escudo
ha sido reemplazado por otro. Afortunadamente, ambos son fruto de las nuevas
modas, dado que, si se tratara de escudos verdaderos, estarían protegidos por
ley, como BIC y estaría prohibido retirarlos o reemplazarlos.
El diseño del
que nos ocupa, ha sido realizado por un supuesto Institute of Rome Heraldrys,
que se oferta en red, y presenta un llamativo error en los usos heráldicos,
dado que está timbrado con un yelmo que mira al frente y, además, abierto, algo
que es privativo de los Reyes y Príncipes, pues en el resto debe mirar siempre
al lado diestro del escudo, salvo en el caso de bastardía que mira al lado
siniestro.
El yelmo al
frente puede ser usado también por algunos altos dignatarios, aunque sin la
celada abierta que, como hemos dicho, solo corresponde a los monarcas.
Por otra parte,
los lambrequines que lo adornan, con esas borlas que penden del yelmo no suelen
ser frecuentes en los diseños españoles.








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