jueves, 14 de febrero de 2019

Antiguo cartel del Teatro Principal de Zaragoza


         Otra sorpresa que nos ha deparado la catalogación del archivo Zapata ha sido el encontrar este antiguo cartel anunciador de una función en el Teatro Principal de Zaragoza, fechada el 29 de septiembre de 1855. Se había conservado al ser utilizado para realizar unas anotaciones en la parte posterior. Su interés es indudable, pues no creemos que existan muchos de esa época o, al menos, no los conocemos.
         En 1998, la revista Artigrama de la Universidad de Zaragoza, dedicó un dosier a la historia de ese teatro de la capital aragonesa, cuyo origen se remonta a la antigua Casa de Comedias, situada en el Coso, donde ahora se levanta el Banco de España, que fue inaugurada en 1590 y se mantuvo en funcionamiento hasta su incendio el 12 de noviembre de 1778.

         En 1799 se inauguró la nueva Casa de Comedias, frente al emplazamiento de la anterior. El deterioro provocado por la Guerra de la Independencia y el paso del tiempo obligó a remodelarlo en 1828, siendo el arquitecto José de Yarza y Lafuente quien diseñó la nueva fachada que, en gran medida, se mantuvo hasta nuestros días.



         Fue a mediados del siglo XIX cuando comenzó a ser denominado Teatro Principal, para distinguirlo de otras salas que ya se habían inaugurado en la capital aragonesa. Pero la reforma más importante tuvo lugar en 1858, a la que siguieron otras hasta llegar a su estado actual. Entre ellas debemos destacar la que proyectó el arquitecto de origen borjano D. Ricardo Magdalena, a finales del siglo XIX.



         Pero, volviendo al cartel, en él se anuncia como atractivo principal la actuación del primer actor D. José Valero. Se trataba de D. José Valero Villavicencio, nacido en Sevilla en 1808 y fallecido en Barcelona en 1891, uno de los principales intérpretes de la época que, además de actuar en el Teatro Español  y el Teatro Circo de Madrid, realizaba giras por toda España.



         Fue el gran rival de otro gran actor D. Julián Romea (1813-1868), con el que se disputaba la primacía en el arte escénico. Nacido en Murcia, el teatro de esa ciudad lleva su nombre. En 1839 retó al crítico teatral Ignacio Escobar, tras haber recibido de él una crítica muy negativa que consideró ofensiva y entonces estas cuestiones se dirimían por medio de un duelo. Pero tanto el actor como el crítico eran unos inexpertos tiradores, por lo que los disparos que se intercambiaron no les causaron daños, aunque lamentablemente el de Romea ocasionó la muerte de uno de los padrinos que, de acuerdo con el ritual establecido, tenían que presenciar el lamentable espectáculo.



         El programa de aquella tarde del 29 de septiembre de 1855, en el Teatro Principal, se inició con la interpretación (a telón corrido) de la Gran Sinfonía de la ópera Zampa. Se trataba de una ópera cómica con música de Louis Joseph Ferdinand Hérold que había sido estrenada en París en 1831 y cuya obertura se convirtió muy pronto en parte integrante de los repertorios de muchas orquestas. Hay que señalar que el libreto de la misma fue escrito por Anne-Honoré-Joseph Duveyrier de Mélésville (1787-1865), el mismo autor de la obra que se representó a continuación.



         El barón Anne-Honoré-Joseph Duveyrier de Mélésville pertenecía a una distinguida familia francesa que decidió dedicarse por entero a escribir obras de teatro que firmaba con el seudónimo de “Mélésville”, con las que logró un gran éxito. Sullivan era una comedia en tres actos, inspirada en un cuento de Garrick Médecin que se estrenó en París el 11 de noviembre de 1852. Tres años después llegó a Zaragoza de la mano de José Valero.



A continuación se interpretaron una serie de danzas españolas, compuestas y dirigidas por el Sr. Oliva, con el título de “La Sandunga y el Perchel”. Debía tratarse de una adaptación de “La Sandunga del Perchel” que por entonces se representaba con cierta frecuencia en distintos escenarios.

Como colofón, la comedia en un acto Una retirada a tiempo, que había sido traducida, en 1844, por Joaquín Hurtado de Mendoza, un dramaturgo español no demasiado conocido. De tan amplio programa se podía disfrutar por 3 reales en las localidades y 2 en patio y cazuela. La cazuela era la última planta, la que en el Teatro Cervantes de Borja se conocía con la denominación de “gallinero”.


Agustín Peiró

        Finalmente, hay que señalar que el cartel fue editado en la imprenta de Mariano Peiró Rodríguez, un hombre que destacó por su amor a la Literatura y que fue quien introdujo en Zaragoza la litografía. Le sucedió su hijo Agustín Peiró y Sevil que, además fue periodista y autor literario, conocido por su seudónimo de “Antón Pitaco”.

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