lunes, 24 de julio de 2017

La Leyenda de la Mora Encantada




        Numerosas personas, desafiando las inclemencias de una noche fresca y ventosa, se congregaron el pasado sábado día 22 de julio al pie de la torre de Bulbuente para asistir a la representación de la leyenda de la Mora Encantada.





         A través de una serie de escenas breves se fue relatando la historia de la joven Aisha, hija del señor musulmán de Bulbuente, ciegamente enamorada del joven caballero cristiano D. Alonso, a pesar de que el padre le ha preparado un matrimonio de conveniencia con otro poderoso señor de la zona.




         Aunque ella acepta resignada la decisión paterna e, incluso, promete cumplirla, se cita con el caballero cristiano, intercambiando con él muestras de su amor, sellado con un casto beso.




         La fuga de la joven, por uno de los pasadizos del castillo, es descubierta y el padre que, en un principio, piensa que ha sido capturada por los cristianos, envía a sus hombres a buscarla. La tragedia se inicia cuando el joven Alonso da muerte al más fiel de los capitanes, especialmente querido por Aisha, a pesar de lo cual esta no vacila al pedirle que huya, antes de la llegada del resto de las tropas.




         Descubierto el engaño, el padre monta en cólera y acusa a su hija de haber faltado a su palabra y traicionado su confianza. Entonces, ante todos los habitantes de Bulbuente, procede a castigarla convirtiéndola en piedra.



         Desde entonces, esa piedra se mantiene en una gran dolina situada en las cercanías de la localidad, hasta la que ayer se acercaron muchas personas, pues merece la pena conocerla. Además, como destacó el anónimo autor del relato, muchas noches vaga por las estancias del castillo el espíritu de la joven que sigue enamorada de aquel caballero.





         Al término de la representación los intérpretes fueron premiados con una calurosa ovación por parte del público. Pero la sorpresa surgió cuando el ubicuo fray Enrique anunció que Aisha, la protagonista, cumplía 15 años y, mientras se entonaba el “Cumpleaños feliz” su hermana Izarbe Marín Sanjuán, que también había intervenido en la obra, le hizo entrega de un ramo de flores, lo que fue contemplado con emoción por el bisabuelo de ambas jóvenes que presenció la representación.





         La noche finalizó con la actuación del grupo Bucardo, al son de cuya música los más valientes ensayaron unos pasos de bailes medievales. 

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