domingo, 9 de julio de 2017

Libros sobre el crimen de la calle Fuencarral


         El pasado 1 de julio recordábamos en la sección de efemérides el crimen perpetrado por Higinia Balaguer, natural de Ainzón, en el nº 109 de la calle Fuencarral de Madrid, en 1888, de resultas del cual fue condenada a muerte, siendo la última mujer ejecutada en España por el procedimiento del garrote vil.

         Aquel terrible suceso conmocionó a la sociedad española y dio origen al nacimiento de todo un género en la prensa de la época. Uno de los corresponsales que cubrieron el juicio fue el gran novelista D. Benito Pérez Galdós, que publicaba sus crónicas en el diario argentino La Prensa. Más tarde fueron recopiladas en un libro del que se han hecho diversas ediciones. De ellas hemos adquirido la publicada por Ediciones Lengua de Trapo, en 2002, en la que el crimen de la calle Fuencarral va acompañado por las crónicas correspondientes a otro hecho que causó gran impacto, el asesinato del primero obispo de Madrid, D. Narciso Martínez Izquierdo, a manos de un sacerdote perturbado, D. Cayetano Galeote y Cotilla, que terminó sus días en un manicomio.




         Otro autor que se ha ocupado del asunto que nos ocupa es Antonio Lara que, en 1984 publicó El crimen de la calle de Fuencarral, en Ediciones Albia de Madrid, en el que narra pormenorizadamente todas las circunstancias que lo rodearon.



         Entre las ilustraciones incluye el retrato del Director de la Cárcel Modelo de Madrid, D. José Millán Astray, padre del famoso general, al que Higinia acusó directamente, aunque finalmente fue absuelto.



         El Círculo de Amigos de la Historia publicó en su colección dedicada a “Los grandes procesos de la Historia” un volumen dedicado al crimen de la calle Fuencarral, junto con tres breves relatos sobre asesinatos relacionados con el veneno. Todas estas obras han quedado incorporadas a nuestra biblioteca, como testimonio de este suceso relacionado indirectamente con una localidad de la comarca.




         Reproducimos aquí dos de los dibujos que ilustraban las crónicas, cuando la fotografía no era de uso habitual, en las que aparece el coche celular a la salida de la cárcel, escoltado por la Guardia Civil y la triste imagen de Higinia en el patíbulo.

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