jueves, 19 de octubre de 2017

La minería del carbón en Europa



         En los últimos años la práctica totalidad de las explotaciones mineras de Europa han sido clausuradas, lo que ha entrañado un grave problema social y planteado la necesidad de dar un destino a esas instalaciones industriales. Muchas de ellas han sido declaradas por la UNESCO Patrimonio Mundial de la Humanidad.

         Ese el caso de las situadas en la cuenca de Nord-Pas de Calais que tuvimos la oportunidad de visitar durante nuestra estancia en Arras, donde también se presentó una comunicación sobre las acciones emprendidas en esa zona.





         Hace unos años ya tuvimos la oportunidad de visitar el complejo industrial de la mina de Zollverein, en la cuenca del Rhur, también declarado Patrimonio Mundial y que llegó a dar empleo a cerca de 8.000 personas. Allí se ha hecho un gran esfuerzo para su mantenimiento, siendo posible visitar uno de los pozos y la zona de procesamiento del carbón, donde a través de maquetas y paneles explicativos puede conocerse el desarrollo del proceso de extracción y elaboración del mineral.





         En esta ocasión visitamos el pozo 11-19 de la Compañía de Minas de Lens en el que trabajaban 1.000 mineros, distribuidos en tres turnos. El recorrido fue por el exterior del complejo que, desde luego, es de dimensiones mucho más reducidas que el de Zollverein.



         Junto al mismo se encuentran las colinas formadas por los materiales residuales, también protegidas y que constituyen un elemento característico del paisaje de la zona, pues aparecen junto a cada una de las diversas explotaciones mineras.





         La ciudad de Lens vivía prácticamente de la mina y a sus empleados se les facilitaban viviendas y otros servicios. Su calidad y el tamaño de sus jardines dependían de su categoría laboral. Hoy esos edificios han podido ser adquiridos por los antiguos trabajadores o cumplen funciones sociales.




         Una de las iniciativas más importantes para la revitalización de la zona ha sido la creación del museo Louvre-Lens, construido precisamente sobre otro antiguo pozo, cuya maqueta aparece en el vestíbulo de entrada.




         Allí nos mostraron la llamada “Galería del tiempo” en la que se exhibe una selección de obras, procedentes de los fondos del Louvre, expuestas de forma cronológica que, de manera muy didáctica, ofrecen una visión global de las distintas etapas artísticas.





         En el recorrido guiado nos mostraron los almacenes y pudimos comer en la zona acondicionada para ello, aunque nos llamó la atención que el número de visitantes en un sábado no era demasiado elevado.






         Previamente, habíamos estado en Bruay-La-Buissére para conocer la más antigua ciudad minera de la cuenca, la llamada “ciudad de los electricistas, construida entre 1858 y 1861, que está siendo reconstruida y en la que se está edificando un centro de interpretación que se pretende inaugurar en 2018. Mientras tanto, ya se desarrollan allí algunas actividades como la plantación de pequeños jardines cuidados por los niños.

         En definitiva, cerradas las instalaciones mineras y declarados los complejos Patrimonio de la Humanidad, las cuantiosas inversiones para el mantenimiento de los mismos pretenden contribuir también a dinamizar la zona con nuevos alicientes turísticos y mantener viva la memoria del que fuera su principal recurso. Lo ocurrido en Francia, Bélgica y Alemania, entre otros lugares, constituye un referente para lo que, en los próximos años ocurrirá en las minas aragonesas, cuya importancia en el contexto global se aleja mucho de las de esos países que se vieron forzados a acometer una drástica reconversión.

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