miércoles, 25 de octubre de 2017

Efemérides del 25 de octubre


El 25 de octubre de 1665 se celebraron en Borja los funerales por el rey Felipe IV, fallecido el 17 de septiembre de ese año, con la solemnidad habitual a la que hicimos referencia recientemente al tratar de las exequias de Felipe II. En esta ocasión ha quedado la relación detallada de lo acaecido, comenzando con la instalación del capilardente en el centro de la nave de la colegiata, formado por tres pisos, el último de los cuales alcanzaba las vidrieras. Cubierto de bayetas, tenía 50 hachas y 100 velas. Dando vista al coro y al altar mayor se dispusieron sendos retratos del monarca fallecido y alrededor 20 escudos con las armas reales y muchos jeroglíficos.
El día 25, que era domingo, se congregaron a la hora de vísperas todos los hombres y mujeres mayores de 14 años de Borja, Maleján, Ribas y Albeta, vestidos de negro, bajo pena de 60 sueldos de multa y 10 días de cárcel. Las calles fueron barridas y estaba prohibido asomarse a las ventanas, así como realizar cualquier tipo de trabajo durante los dos días de luto, en los que las campanas de todas las iglesias tocaron a muerto, una hora a las siete de la mañana y otra a las siete de la tarde.

En la Casa Consistorial se reunieron el Justicia y los Jurados, junto con otras personas notables y hasta allí acudió el cabildo de la colegial para cantar un responso en túmulo que sobre un tablado se había colocado en la sala principal de la Casa. Seguidamente, marcharon hasta Santa María con el túmulo, por la calle de la Concepción, Mayor, plaza del Olmo, calle Botigas (Coloma) y plaza de Adentro (Mercado). En la iglesia se cantaron vísperas y otro responso, antes de volver a la Casa Consistorial con el mismo orden, para cantar un tercer responso. En todos estos recorridos iban acompañados por todos los vecinos convocados.

Al día siguiente, 26 de octubre, la comitiva que partió de la sede de la corporación iba encabezada por un hombre enlutado con la campanilla de las ánimas (detalle interesante por su relación con el Entierro de Cristo); los niños del Estudio de Gramática; los vecinos de Maleján, Albeta y Ribas; las cofradías de San Francisco, las Nieves, Santa Lucía, San José, San Bartolomé y la Sangre de Cristo, por ese orden, sin que se convocara a las restantes para evitar problemas por el orden de prelación. Seguía después la cruz de la colegial, con su macero delante; las comunidades de capuchinos, agustinos, dominicos y franciscanos; el capítulo de la colegial y en medio del mismo el túmulo llevado por D. Pedro de Frías, D. Martín Francés, D. Miguel López Bellido y D. Juan de San Gil, vestidos con lobas y manteletas, descubiertas las cabezas y las espadas al cinto. Cerraba el cortejo el Justicia y los Jurados. Al llegar a la colegiata fue colocado el túmulo en el capilardente y se cantó un responso. Seguidamente se ofició el funeral, en el que predicó el prior de Veruela fray Plácido Gromendari, retornando a la Casa Consistorial toda la comitiva que, antes de disolverse, asistió a un nuevo responso.



El 25 de octubre de 1722 nació en Borja el P. Antonio Crispín Poyanos y Lafarga S. J. Era hijo de D. Antonio Poyanos Zapater y de Dª. María Lafarga Estachod, con la que había contraído matrimonio el 7 de septiembre de 1718. Ingresó en la Compañía de Jesús el 14 de julio de 1738 y cursó estudios superiores en la universidad de Zaragoza, donde se graduó como Doctor en Filosofía y Teología el 4 de julio de 1753. Ejerció la docencia en la capital aragonesa y posteriormente en Huesca. En 1765 fue destinado a Calatayud, ciudad en la que llegó a ser rector del Real Colegio de Nobles. Fue miembro de la Academia del Buen Gusto de Zaragoza, fundada por el conde de Fuentes. Al ser expulsados los jesuitas de España, tuvo que marchar a Italia, falleciendo en Bolonia  el 31 de julio de 1794. Escribió varias obras, una de las cuales la dedicó a D. Miguel Borbón, médico de cámara del rey y suegro del Dr. D. José Amar y Arguedas.

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