D.
Juan José Tafalla Sampietro nos ha enviado el retrato realizado por el pintor
Elías García Martínez a su abuelo el Dr. D. José Sampietro Galligo. Esta obra
dedicada por el autor y firmada en 1924, no aparece en el inventario de sus
pinturas que dio a conocer D. José Martínez Ortiz en su libro El pintor Elías García Martínez (1858-1934),
Hijo Ilustre de Requena, publicado en 1997, por lo que constituye una
interesante aportación y al mismo tiempo nos sirve para recordar la biografía
de este destacado representante de la Medicina aragonesa, de la que se han
hecho eco otros autores como los doctores D. Mariano Berdejo Carrera y D.
Fernando Zubiri Vidal, de los que hemos tomado los datos que aparecen en esta
reseña.
El Dr.
Sampietro nació en Zaragoza el 25 de agosto de 1864, festividad de San
Ceferino, por lo que en el momento de su bautismo también le fue impuesto este
nombre. Huérfano de padre desde los 14 años, cursó el Bachillerato en el
colegio de los escolapios y la carrera de Medicina en la facultad de su ciudad
natal, finalizando los estudios con gran aprovechamiento en 1883. El 21 de
junio de 1884 se graduó como doctor en la Universidad Central. Curiosamente en
el expediente académico, correspondiente a los años 1883 y 1884, aparece como
alumno de la Facultad de Farmacia, dato que no recogen los autores citados.
Al
desencadenarse la epidemia colérica de 1885, la Diputación Provincial de
Zaragoza lo envío a prestar servicio en la zona de Calatayud, atendiendo a las
víctimas de Illueca, Sediles, Belmonte y Torres.
En
1887 ingresó por oposición en el prestigioso Cuerpo de Sanidad de la Armada,
siendo destinado al Departamento Marítimo de Ferrol. Allí estuvo embarcado en
la fragata Almansa, una unidad botada
en 1864 con una larga trayectoria, dado que había tomado parte en el combate
del Callado, en 1866, donde resultó alcanzada por un proyectil de las baterías
peruanas que le provocó un incendio, a pesar de lo cual siguió combatiendo,
tras aquella célebre frase de su comandante el C. F. D. Victoriano Sánchez
Barcáiztegui “Hoy no es día de mojar la pólvora”, cuando se planteó la conveniencia
de inundar la santabárbara para que el fuego provocase su explosión.
Durante
la revolución que siguió al experimento de la República Federal, se sumó a las
fuerzas del cantón de Cartagena, izando la bandera roja y participando en el
ataque a Almería, considerada una “potencia extranjera”. Para someter a las
unidades sublevadas fue necesario contar con buques alemanes y británicos, tras
haber sido declarados “piratas” por las autoridades republicanas. En 1881 fue
transformada en buque escuela pero cuando se incorporó a ella el joven teniente
Sampietro ya había sido sustituida por la corbeta Nautilus y era una vetusta unidad sin apenas valor operativo.
Su
siguiente destino fue el crucero acorazado Reina
Regente, mucho más moderno, ya que había sido botado en 1888.
Probablemente, a bordo del mismo participó en los actos conmemorativos del IV
Centenario del Descubrimiento de América, viajando a Génova, Huelva y
posteriormente a La Habana y los Estados Unidos. Tuvo que desembarcar antes del
trágico final de este buque, desaparecido en aguas del estrecho de Gibraltar el
9 de marzo de 1895, al hundirse por ojo, tras zarpar de Tánger. En el siniestro
perecieron los 420 hombres de su dotación.
No
sabemos la fecha en la que el D. José Sampietro causó baja en la Armada pero,
en 1898, estaba ya en Zaragoza, por lo que no tuvo que participar en la guerra
contra los Estados Unidos.
Durante
su época de estudiante había sido alumno interno en la cátedra de Clínica
Médica del Prof. Casas, pero posteriormente se decantó por la Ginecología,
llegando a ser Profesor Agregado de esta disciplina en la Facultad de Zaragoza.
Ejerció también como médico de la Cruz Roja e inspector municipal del distrito
del Pilar.
También
fue concejal del Ayuntamiento zaragozano, siendo uno de los impulsores de la
creación del parque del cabezo de Buena Vista que, en su época, presentaba el
aspecto que ofrece esta fotografía.
El 4
de junio de 1921 fue elegido Académico de Real Academia de Medicina de Zaragoza
pronunciando su discurso de ingreso el 26 de febrero de 1922 que versó sobre “Influencia
de la educación física en la potencialidad de los pueblos”. Precisamente, tras
su fallecimiento, acaecido el 27 de enero de 1933, la Academia le rindió
homenaje con una sesión necrológica en la que intervino, entre otras personas,
el ilustre médico borjano D. Vicente Serafín Gómez Salvo.
El Dr.
Sampietro fue autor de numerosos trabajos aparecidos en revistas científica, ya
desde su época de médico de la Armada. Más tarde, sus artículos se dieron a
conocer en revistas como Gaceta Médica
Española, Gaceta Médica Catalana,
Archivos de Obstetricia, La Clínica Moderna, o La Medicina de los niños. Uno de los que
más impacto tuvo fue el trabajo La
práctica del curettage, aparecido en 1889, dado que fue el primero en
introducir esta técnica en España.
La
escritura fue siempre su refugio en momentos de dificultad, como los
sobrevenidos tras la muerte de su esposa en 1920, que le llevó a viajar a Roma,
donde permaneció un año, o tras su retirada de la vida profesional. Dedicado en
sus últimos años al Arte y la Filosofía, siguió publicando obras tan
interesantes como el Estudio sobre la
herencia biológica del genio.
El
retrato que le dedicó el pintor de Requena, especialmente vinculado a nuestra
ciudad y que va a ser puesto a la venta en Internet, nos ha servido para
recordar la vida de ese hombre de bien y destacado profesional que fue el Dr.
D. Ceferino José Sampietro Galligo.
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