Uno de
nuestros propósitos es el de reunir una amplia bibliografía sobre la familia
Borja a la que hemos dedicado algunos estudios. En nuestra biblioteca
disponemos de una sección especializada sobre esta cuestión, a la que seguimos
incorporando nuevas obras, conforme las vamos localizando. Hoy damos noticia de
tres de ellas que nos han llegado recientemente, todas las cuales se refieren a
Lucrecia Borgia.
La
primera de ellas lleva por título Lucrecia
Borgia y fue escrita por Fred Berence (1889-1977), un prestigioso historiador francés, aunque
nacido en Berna (Suiza). Fue profesor de Civilización francesa en Praga
(1911-1932) y autor de numerosos trabajos, entre ellos el dedicado a Lorenzo el
Magnífico y el que trata sobre la figura de Miguel Ángel. Ambos merecieron el
Premio Charles Blanc que otorga la Académie Française, en 1950 y 1948, respectivamente.
El
ejemplar adquirido que, corresponde a la 2ª edición de la traducción al español
publicada en México en 1953, es, por lo
tanto, fruto de la investigación de destacado profesional que se limita a
narrar la vida de Lucrecia, sin abrir una polémica en favor o en contra de la
familia, como señala en la advertencia previa, a pesar del morbo que despiertan
los hechos en los que se vieron involucrados “pues ni de uno solo de los
crímenes que se les imputan al padre o a los hijos existen pruebas definitivas”.
Catalina de Médicis. Lucrecia Borgia es
una obra escrita por Nicolás González Ruiz para la colección “Vidas Paralelas” que
publicaba la Editorial Cervantes de Barcelona, con cierto éxito pues el
ejemplar adquirido corresponde a la 3ª edición de la misma, editada en 1956.
Nicolás
González Ruiz (1897-1967) fue un escritor y periodista español que dejó una
amplísima producción literaria, entre la que destacan los numerosos libros que escribió
en esa colección, presentando a dos personajes de la Historia en cada uno de ellos,
con un finalidad divulgativa.
En la
obra que nos ocupa presenta a esas dos mujeres, rodeadas de un siniestro
prestigio bajo el influjo de sus respectivas familias. Como anota en el prólogo
no fueron, seguramente, el símbolo del envenenamiento y del incesto, tampoco
fueron dos santas mujeres. Fueron dos mujeres más colocadas, en una época terrible,
en la encrucijada de intrigas y ambiciones. Pero el interés en estudiar su vida
radica en ver lo parecidas que eran, a pesar de todo, al resto del género
humano.
Pero
Lucrecia ha inspirado también otro tipo de producciones artísticas, como la
ópera Lucrezia Borgia, de Gaetano
Donizetti (1797-1848). El famoso compositor dramático italiano la estrenó en el
teatro de la Scala de Milán el 26 de
diciembre de 1833, cuando ya gozaba de un reconocido prestigio. El libreto de
esta ópera, que consta de un prólogo y dos actos, fue escrito por Felice
Romani, basándose en el drama que sobre Lucrecia había publicado Víctor Hugo,
lo que dio lugar a una querella por parte del escrito francés que defendía sus
derechos de autor, obligando a reescribir el texto de la ópera.
No es
una de las obras de Donizetti más representadas, pero entre las versiones de la
misma hay una en la que el papel de Lucrecia era interpretado por Monserrat
Caballé, con Alfredo Kraus como Gennaro.
Hemos
creído conveniente incorporar esta obra en nuestros fondos y lo hemos hecho
adquiriendo los dos CD’s que grabó en 1978 la National Philharmonic Orchestra
con la London Opera Chorus, con la soprano australiana Joan Sutherland
(1926-2010) en el papel de Lucrecia y que distribuyó en España Ediciones Orbis,
en 1984.
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