miércoles, 5 de diciembre de 2018

Declaraciones de Patrimonio Cultural Inmaterial II


         Continuamos hoy con otros cuatro elementos declarados Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en la reunión del Comité Intergubernamental de la UNESCO, reunido recientemente en isla Mauricio. La primera de las que hoy reseñamos es Chidaoba, lucha tradicional georgiana. Modalidad ancestral de arte marcial, la lucha denominada “chidaoba” es practicada por una gran parte de la población masculina de todas las regiones, núcleos de población y comunidades de Georgia. Entre los depositarios de este elemento del patrimonio cultural figuran clubs deportivos, centros docentes, organizaciones de aficionados, habitantes de las ciudades y jóvenes en general. Se trata de un elemento complejo que aúna la lucha propiamente dicha con la ejecución de músicas y danzas. Hasta finales de la Edad Media tuvo una función bélica y luego se fue convirtiendo en un espectáculo deportivo. Los torneos agrupan a numerosos espectadores congregados en torno a una cancha al aire libre y el inicio de los combates se ameniza con músicas tradicionales interpretadas por un instrumento de viento (“zurna”) y un tambor (“doli”), típicamente georgianos. Vestidos con una prenda especial (“chokha”), los combatientes tratan de derrotar a sus adversarios haciendo presa en sus cuerpos para derribarlos, mientras una música ejecutada con brío anima la dinámica del combate. Un código de conducta caballeresco dicta la conducta de los luchadores que, en algunas ocasiones, salen de la cancha acompañados por danzas folclóricas. Este tipo de lucha comprende unas 200 llaves y contrallaves específicas, y la creatividad de los combatientes se manifiesta en su capacidad para combinarlas. Como elemento del patrimonio cultural fomenta un modo de vida sano y desempeña una función importante en el diálogo intercultural. Desde comienzos de la primavera hasta el otoño, los jóvenes practican esta lucha al aire libre para dominar en la práctica los conocimientos que han adquirido presenciando torneos. En casi todos los pueblos y ciudades de Georgia hay agrupaciones de “chidaoba”. La candidatura fue presentada por Georgia.
 


Competencias en materia de perfumería en el País de Grasse: cultivo de plantas olorosas, conocimiento y transformación de materias primas naturales y arte de elaborar perfumes. En la región francesa de Grasse, las competencias técnicas en materia de perfumes abarcan tres ámbitos diferentes: el cultivo de plantas para perfumería; el conocimiento y la transformación de las esencias naturales; y el arte de elaborar perfumes. En la práctica de este elemento del patrimonio cultural participan numerosas comunidades y agrupaciones pertenecientes a la Asociación del Patrimonio Vivo del País de Grasse. Desde el siglo XVI por lo menos, el cultivo, la destilación de esencias de plantas olorosas para perfumes y la mezcla de sus aromas cobraron un importante desarrollo en esta región como elementos de mejora de los productos de las curtidurías artesanales de pieles que fueron predominantes en la zona durante mucho tiempo. El cultivo de las plantas para perfumería exige numerosas competencias prácticas y conocimientos sobre la naturaleza, el suelo, el clima, la biología, la fisiología vegetal, la jardinería y las técnicas de extracción y destilación hidráulica de las esencias. Los habitantes de Grasse han hecho suyos estos conocimientos y prácticas, contribuyendo además a su perfeccionamiento. Además de una maestría técnica, el arte de la elaboración de perfumes requiere dotes imaginativas y creativas, así como una buena memoria olfativa. Este elemento del patrimonio cultural contribuye a la creación de vínculos sociales y es una fuente importante de trabajo estacional. Su transmisión se ha venido efectuando esencialmente de modo informal mediante un largo periodo de aprendizaje en los talleres de perfumería, pero en los últimos decenios se ha manifestado un creciente interés por la estandarización de este aprendizaje con métodos de enseñanza formal. La candidatura fue presentada por Francia.



Conocimientos y prácticas sobre la vida, la salud y la prevención de enfermedades y su tratamiento: la balneoterapia lum de la sowa rigpa, medicina tradicional tibetana.  La balneoterapia “lum” de la “sowa rigpa” –medicina tradicional del pueblo tibetano– es una práctica basada en los cinco elementos naturales de la cosmovisión de éste, así como en su idea de que la salud y la enfermedad dependen de tres elementos dinámicos denominados “lung”, “tripa” y “pekang”. En tibetano, el término “lum” designa los conocimientos y prácticas relativos a los baños en aguas termales, en maceraciones de plantas y con vapor destinados a reequilibrar el cuerpo y el espíritu, preservar la salud y tratar las enfermedades. Influido por las primitivas creencias bön, animistas y chamánicas, así como por la posterior religión budista, este elemento del patrimonio cultural encarna la experiencia popular ancestral en materia de prevención y tratamiento de enfermedades; y los conocimientos médicos tradicionales que lo integran, presentados en el “Gyud zhi” (“Tratado de los Cuatro Tantras”), se han transmitido y se aplican en la práctica actualmente. Los depositarios y praticantes del elemento son pastores, agricultores y habitantes de zonas urbanas pobladas por tibetanos. Los “manpas” (médicos), “lum jorkhans” (farmacéuticos) y “manyoks” (balneoterapeutas) tradicionales desempeñan también un papel específico importante en la transmisión de este elemento, que cumple una función esencial en la mejora de las condiciones sanitarias de la población, el fomento de valores de comportamiento social y la promoción del respeto por la naturaleza. Su transmisión se efectúa de generación en generación en el contexto de la vida diaria o de prácticas medicinales, así como en la celebración de rituales religiosos y eventos folclóricos. Hoy en día se ha integrado como materia complementaria en los programas de las facutades de medicina moderna. La candidatura fue presentada por la República Popular China.




Conocimientos y técnicas de alfarería de las mujeres de Sejnane (Túnez). Los conocimientos y competencias de las mujeres de la localidad de Sejnane en materia de alfarería se plasman en el uso de una técnica específica de fabricación de objetos de barro cocido para el hogar, como utensilios de cocina, muñecos y figuritas de animales inspiradas en el medio ambiente circundante. Las mujeres ocupan una posición muy destacada en el seno de la comunidad local, ya que solamente ellas son las que asumen la realización de todas las etapas de producción de esos objetos, así como la venta de éstos en el pueblo o en las cunetas de carreteras próximas. Después de extraer la arcilla de los lechos secos de ramblas, la trocean, trituran, depuran y remojan antes de amasarla para modelar los objetos y cocerlos. Una vez cocidas, las cerámicas se decoran con motivos geométricos bicolores que evocan los usados en los tatuajes y tejidos bereberes tradicionales. Como los hombres ayudan a la venta de los productos, esta artesanía hogareña fomenta, de hecho, la cohesión familiar. Para afrontar la evolución de la sociedad y la economía, las mujeres de Sejnane han adaptado su producción artesanal a los imperativos de la vida moderna y las fluctuaciones de la demanda, demostrando así su capacidad de innovación. Los conocimientos y competencias prácticas de este elemento del patrimonio cultural se transmiten mediante una enseñanza tradicional e informal en el seno de las familias, que alientan a sus hijas al aprendizaje del arte de fabricar objetos de barro cocido compaginándolo con su escolaridad. Por su parte, la Oficina Nacional de Artesanía imparte cursos de formación a las jóvenes de la comunidad que desean dedicarse. La candidatura fue presentada por Túnez.

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