Del 26
de noviembre al 1 de diciembre se ha celebrado en Port Louis (República de Mauricio)
la decimotercera reunión del Comité Intergubernamental para la Protección del
Patrimonio Cultural Inmaterial, convocada por la UNESCO y a la que teníamos
previsto asistir, dado que el Centro de Estudios Borjanos tiene la condición de
organización observadora ante ese comité. La distancia a la que se encuentra
isla Mauricio y nuestra apretada agenda nos ha impedido estar presentes, a
pesar de que hubiéramos disfrutado, tanto por la belleza del lugar como por el
hecho de que Aragón ha formado parte de dos de las candidaturas que han sido
aprobadas para integrarse en la Lista del Patrimonio Cultural Inmaterial
mundial.
Comoquiera que nuestra
contribución como observadores es la difundir lo que allí se acuerda, hoy damos
a conocer las candidaturas aprobadas y, en los días siguientes, lo haremos con
todas las restantes que han sido bastantes, prueba del interés que despierta la
inclusión en la citada lista.
En
primer lugar, debemos destacar la declaración como elemento del Patrimonio
Cultural Inmaterial de “Las tamboradas,
repiques rituales de tambores” que, en la nota oficial de la UNESCO, son
descritas como repiques rituales intensos, prolongados y acompasados de miles
de tambores que redoblan repetidamente, tanto de día como de noche, en
numerosos espacios públicos de pueblos y ciudades. Todos los años contribuyen a
crear un ambiente sonoro, fascinante y cargado de emoción, que suscita en las
comunidades sentimientos de identidad y comunión colectivas. Muchas tamboradas
forman parte de las celebraciones católicas de la Semana Santa y revisten una
significación especial en función de los lugares, días y momentos en que se
ejecutan. Independientemente de que tenga un carácter religioso o civil, devoto
o lúdico, este elemento del patrimonio cultural engendra sentimientos de
respeto mutuo entre sus practicantes. La fabricación de los instrumentos, así
como de las indumentarias con que se engalanan los participantes, propician el
desarrollo de una rica artesanía local en la que desempeñan un papel importante
las familias en general, y más concretamente las mujeres. Además, la
celebración de comidas en común en los espacios públicos consolida los lazos de
convivencia entre los miembros de las comunidades que preparan, a lo largo de
todo el año, estas festividades rituales. Los miembros más experimentados de
los grupos de tamboreros se encargan de transmitir las prácticas y
conocimientos correspondientes a los más bisoños, comunicándoles un fuerte
sentimiento de pertenencia al grupo y de honda identificación con este ritual
colectivo. Su transmisión intergeneracional también se efectúa mediante la
organización de tamboradas nacionales e infantiles, de concursos diversos y de
talleres de aprendizaje del repique o de confección y bordado de indumentarias
tradicionales.
En el expediente
remitido por el Ministerio de Cultura se detallan las localidades afectadas por
la declaración que son por parte de Aragón: Albalate del Arzobispo, Alcañiz,
Alcorisa, Andorra, Calanda, Híjar, La Puebla de Híjar, Samper de Calanda, Urrea
de Gaén (Teruel), Agramón, Hellín et Tobarra (Albacete).
Además, están incluidas
Baena (Córdoba), Alzira (Valencia), Alcora (Castellón), Moratalla (Murcia) y Mula
(Murcia). Se destacaba también la
constitución de un “Consorcio Nacional de los pueblos del tambor y el bombo de
España” que organiza anualmente las Jornadas Nacionales del Tambor y del Bombo.
En segundo lugar, también
han sido declarados los “Conocimientos y
técnicas del arte de construir muros en piedra seca”. Es importante señalar que no se han declarado
Patrimonio de la Humanidad esas construcciones, sino la técnica utilizada en
ellas. La UNESCO señalaba que el arte
de construir muros en piedra seca comprende los conocimientos y prácticas sobre
su realización con un mero apilamiento de piedras sin usar otros materiales de
construcción, salvo tierra también seca en algunas ocasiones. Estos muros están
muy extendidos dentro y fuera de las zonas habitadas en la mayoría de las
regiones rurales, principalmente en los terrenos escarpados, aunque también se
pueden hallar en algunas regiones urbanas. Su estabilidad estructural se
obtiene gracias a una selección y colocación sumamente cuidadosas de las
piedras.
Con esos muros se han
creado diferentes tipos de hábitat humanos, así como de estructuras para la
agricultura y la ganadería, que han configurado paisajes muy numerosos y
variados. Estas construcciones constituyen un testimonio de los métodos y
prácticas usados por las poblaciones desde la prehistoria hasta la época
moderna, con vistas a organizar sus espacios de vida y trabajo sacando el
máximo partido de los recursos naturales y humanos locales. Los muros de piedra
seca desempeñan un papel esencial en la prevención de corrimientos de tierras,
inundaciones y avalanchas, en la lucha contra la erosión y desertificación de
terrenos, en la mejora de la biodiversidad y en la creación de condiciones
microclimáticas propicias para la agricultura. Los depositarios y practicantes
de este elemento del patrimonio cultural son las comunidades rurales en las que
está profundamente arraigado, así como los profesionales del sector de la
construcción. Las estructuras en piedra seca se realizan siempre en perfecta
armonía con el medio ambiente y las técnicas usadas son un ejemplo de relación
equilibrada entre el ser humano y la naturaleza. La transmisión de este arte de
la construcción se efectúa principalmente mediante la práctica adaptada a las
condiciones específicas de cada lugar. La candidatura fue presentada
conjuntamente por Croacia, Chipre, Eslovenia, España, Francia, Grecia, Italia y
Suiza.
En el
expediente de la misma y, en la parte que a España afecta, se indica que este
tipo de construcciones están presentes en todo el territorio nacional pero, en
particular en Andalucía, Aragón, Asturias, Cataluña, Comunidad Valenciana,
Extremadura, Galicia y las islas Baleares.
Como curiosidad, otra
de las candidaturas aprobadas ha sido la de
“El encaje de bolillos de Eslovenia”, una práctica muy similar a la de
nuestras bolilleras o encajeras. Para confeccionar encajes, en Eslovenia se
utiliza la técnica artesanal consistente en entretejer hilos enrollados en
pequeñas bobinas de madera o bolillos. Los patrones para la ejecución de los
encajes, ya sea en tiras o en formas acabadas, son característicos de cada
región del país y tienen asignadas denominaciones específicas. El encaje de
bolillos se realiza con arreglo a un patrón dibujado en un cartón que se fija
en una almohadilla cilíndrica colocada en una canasta de mimbre, o en un
rodillo de madera guateado. Fruto de la creatividad de todas las personas que
conciben los patrones y tejen, los encajes ornamentan vestidos y accesorios de
moda, así como textiles y objetos usados en hogares, lugares de culto religioso
y locales destinados a la celebración de solemnidades o representaciones
diversas. También son fuentes de inspiración para creaciones artísticas
realizadas en ámbitos tan diversos como el diseño, la arquitectura o el arte
culinario.
En el informe se pone
de manifiesto que, además de ser ecológica y sostenible, la práctica de este
elemento del patrimonio cultural posee cualidades terapéuticas notables.
Actualmente, hay en Eslovenia unas 120 sociedades y agrupaciones de personas
practicantes del elemento, tanto veteranas como noveles. Son sobre todo mujeres
las depositarias de las técnicas y conocimientos correspondientes, que por
regla general se transmiten de abuelas a nietas. Las comunidades vecinales de
encajeras desempeñan también un papel esencial en la transmisión del elemento.
Candidatura presentada por Eslovenia.
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