martes, 4 de diciembre de 2018

Libros recibidos 195


         Enviada por la Casa de Velázquez de Madrid hemos recibido la obra de Guillaume Hanotin Ambassadeur de deux Coronnes. Amelot et les Bourbons, entre commerce et diplomatie, publicada este mismo año.
         Se trata de un amplio estudio, de más de 600 páginas, centrado en la figura del marqués Amelot de Gournay, embajador de Francia ante la corte de Felipe V desde 1705 a 1709, uno de los diplomáticos menos conocidos y estudiados de ese período de profundo cambio en la estructura de la monarquía.
         Porque la obra analiza también las características de los reinos de España de los que se hizo cargo el primer monarca de la casa de Borbón, el conflicto bélico que se suscitó y el proyecto de unión de coronas que marcó la política de su reinado. Todo ello, a través de la acción de un diplomático experimentado, como era Amelot, del que se presentan sus antecedentes familiares y sus métodos de trabajo, destacando su propósito de “persuadir y gobernar con palabras.

         El libro es fruto de un proyecto de investigación en el que su autor estuvo inmerso durante un largo período de tiempo, con un resultado de enorme interés. Como curiosidad podemos señalar que se inicia con la narración de las fiestas celebradas en Tudela por el nacimiento del primer hijo de Felipe V, que vino al mundo en esa ciudad en septiembre de 1707.




         Bartolomé Bennassar (1929-2018) fue uno de los grandes hispanistas franceses que vivió con especial pasión su relación con España. Ahora, la Casa de Velázquez ha publicado sus Pérégrinations ibériques. Esquisse d’ego-histoire, unas hermosas memorias de sus peregrinajes por las tierras ibéricas, escritas cuando ya había cumplido los 80 años. En ellas relata desde sus años de formación hasta el momento en que conoció España por primera vez y las distintas fases de su dedicación a nuestra historia. El recorrido finaliza con una declaración en la que manifiesta que, a su edad, su actividad había quedado limitada a un artículo, de vez en cuando, y a alguna contribución a determinadas obras colectivas, dedicando ya su tiempo a la lectura, las reuniones familiares y al verdadero placer que representaba, para él, leer las obras de los que fueron sus discípulos, cuando ya la lectura tendía a reemplazar a los viajes, aunque manifestaba su deseo de conocer, con Lucile el Irán de Ispahan y Persépolis que constituía uno de sus últimos motivos de interés.




         Hemos adquirido también la obra Los conventos capuchinos de Aragón (1598-2004), de P. Luis Longás Otín. La teníamos ya pero no nos habíamos percatado, cosa que nos viene ocurriendo con cierta frecuencia, mala señal. Nos interesaba ya que, entre las reseñas dedicadas a todos los conventos que la orden tuvo en Aragón, una de ellas e trata sobre el convento de Borja, desde su fundación en 1622, describiendo el edificio, que aún subsiste, y la vida conventual, con su transformación en Colegio de Misioneros en 1765. La Desamortización provocó la salida de los 6 sacerdotes, 7 coristas y 2 hermanos que había allí en 1835. Volvieron en 1864 para poner en marcha, de nuevo, el Colegio de Misioneros cuya vida fue efímera ya que, en 1868, la Junta Revolucionaria de Borja los expulsó, incautándose del edificio en el que se instaló el Hospital Sancti Spiritus que sigue estando allí, aunque transformado en residencia de ancianos.

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