jueves, 23 de noviembre de 2017

Ermita del Calvario de Fuendejalón


         Junto con los templos parroquiales, la mayor parte de los municipios de nuestra comarca contaron con una serie de ermitas, construidas por iniciativa de algunas personas o a impulsos de cofradías o grupos de devotos. Algunas de ellas han ido desapareciendo con el tiempo o destinadas a otros fines. Sin embargo, hay otras que siguen manteniendo su función inicial, como es el caso de la ermita del Calvario de Fuendejalón que visitamos recientemente.

         Sus reducidas dimensiones y el blanco de sus paredes, perfectamente perceptible desde la carretera, pudiera parecer que es un edificio sin interés y, de hecho, en el primer volumen de la colección dedicada al Patrimonio Artístico Religioso de nuestra comarca, que es el de Fuendejalón, ni tan siquiera se la menciona.




         Su emplazamiento en lo alto de un cerro situado frente al casco urbano, así como su denominación nos indica que era el destino final de un Vía Crucis que partiendo de la calle del Calvario ascendía por la ladera del monte y cuyas cruces o pilares han desaparecido.



         Pero la ermita se mantiene en buen estado, con su portada en arco de medio punto de ladrillo entre pilastras del mismo material que flanquean la fachada principal, rematada con un frontón triangular, coronado al igual que las pilastras por una cruz de hierro.



         En su fábrica destaca el sencillo ábside poligonal y el alero formado por varias hiladas de ladrillo, en una de ellas dispuestos en esquinilla. Los muros, posiblemente de mampuesto están ahora enfoscados y pintados de blanco, con un ventanal que da luz al interior.




         Aunque no accedimos al interior, pudimos disfrutar de la hermosa panorámica que desde allí presenta Fuendejalón, con la torre de su iglesia parroquial, entonces en obras ya terminadas (sobre cuyo resultado final esperamos poder ofrecer imágenes) y la de la ermita de la Virgen de Castillo, a la izquierda de la anterior, aunque como en otras ocasiones hemos señalado utilizar la denominación de “ermita” para un templo de las dimensiones e importancia del que acoge a la Patrona de la localidad, no deja de ser equívoco.

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