Junto
con los templos parroquiales, la mayor parte de los municipios de nuestra
comarca contaron con una serie de ermitas, construidas por iniciativa de
algunas personas o a impulsos de cofradías o grupos de devotos. Algunas de
ellas han ido desapareciendo con el tiempo o destinadas a otros fines. Sin
embargo, hay otras que siguen manteniendo su función inicial, como es el caso
de la ermita del Calvario de Fuendejalón que visitamos recientemente.
Sus
reducidas dimensiones y el blanco de sus paredes, perfectamente perceptible desde
la carretera, pudiera parecer que es un edificio sin interés y, de hecho, en el
primer volumen de la colección dedicada al Patrimonio Artístico Religioso de
nuestra comarca, que es el de Fuendejalón, ni tan siquiera se la menciona.
Su
emplazamiento en lo alto de un cerro situado frente al casco urbano, así como
su denominación nos indica que era el destino final de un Vía Crucis que
partiendo de la calle del Calvario ascendía por la ladera del monte y cuyas
cruces o pilares han desaparecido.
Pero
la ermita se mantiene en buen estado, con su portada en arco de medio punto de
ladrillo entre pilastras del mismo material que flanquean la fachada principal,
rematada con un frontón triangular, coronado al igual que las pilastras por una
cruz de hierro.
En su
fábrica destaca el sencillo ábside poligonal y el alero formado por varias
hiladas de ladrillo, en una de ellas dispuestos en esquinilla. Los muros,
posiblemente de mampuesto están ahora enfoscados y pintados de blanco, con un
ventanal que da luz al interior.
Aunque
no accedimos al interior, pudimos disfrutar de la hermosa panorámica que desde
allí presenta Fuendejalón, con la torre de su iglesia parroquial, entonces en
obras ya terminadas (sobre cuyo resultado final esperamos poder ofrecer
imágenes) y la de la ermita de la Virgen de Castillo, a la izquierda de la
anterior, aunque como en otras ocasiones hemos señalado utilizar la
denominación de “ermita” para un templo de las dimensiones e importancia del
que acoge a la Patrona de la localidad, no deja de ser equívoco.
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