Las
fuentes públicas cumplían el cometido se suministrar el agua a la población
cuando no existía la red de abastecimiento que en Borja es relativamente
reciente (década de los años 60 del pasado siglo). Hoy queremos recordar las
fuentes existentes en el casco urbano que, además, eran lugares de encuentro.
Habitualmente, del transporte del agua, con cántaros, pozales y botijos, se
encargaban las mujeres, aunque también lo hacían los hombres como el que
aparece en esta imagen de la fuente de las Canales, la más antigua de Borja.
Todas tenían un abrevadero, al que llevaban a los animales de labor, dando
ocasión a veces al inicio de relaciones entre los jóvenes de ambos sexos.
En esa fotografía
también llama la atención el bonito edificio que existía al inicio de la calle
de San Francisco, con un bajorrelieve en yeso que se aprecia con más detalle en
esta otra imagen, en el que estaba representada la Exaltación de la Santa Cruz
que es Patrona de Borja desde mucho antes que la Virgen de la Peana.
Otra
fuente antigua es la que existe en la plaza de San Francisco, en su origen
conocida como el “brollador de San Francisco” que fue construido por iniciativa
de la comunidad del contiguo convento de franciscanos, aunque ha sido sometida
a remodelaciones posteriores.
La
llamada fuente del hospital, en la actual plaza de Ntra. Sra. de la Peana, fue
construida por el mariscal de campo D. Eugenio Navarro de Egui, a finales del
siglo XVIII, para facilitar el acopio de agua al hospital Sancti Spiritus que
entonces se encontraba en el edificio que ahora acoge al Museo de la Colegiata.
La fuente fue inmortalizada en la primera versión de “Nobleza Baturra”, a la que
corresponde esta imagen con los cántaros adosados a sus caños.
También
a D. Eugenio Navarro de Egui se debe la construcción de la fuente del Barrio,
en la actual plaza de Ntra. Sra. del Carmen. La hizo para evitar que los
habitantes de esa zona de la ciudad tomaran el agua directamente del río Sorbán
y contaba con un pequeño abrevador, eliminado hace algunos años.
La
fuente de la plaza de España fue inaugurada en 1887, aunque antes existió otra.
Sin embargo, la nueva tenía la ventaja de que sus aguas procedían del manantial
de Rivas, desde el que llegaban por medio de una tubería, garantizando la
calidad higiénica, en contraste con las otras fuentes que alimentaba la acequia
de Sopez, descubierta en la mayor parte de su trazado. En esta imagen se
aprecian los locales que hoy ocupan el bar Montesol y el Nicholson, todavía tabicados.
También
la fuente de la plaza de Santo Domingo se alimentaba del manantial de Rivas.
Fue la de instalación más reciente. Desapareció para ser reemplazada por el
monumento a la Música, aunque su parte central se trasladó a la plaza de Santa
María, formando parte de una fuente ornamental del menor tamaño que nunca ha
tenido agua y que convendría recuperar con circuito cerrado.
En este recorrido no podemos dejar de mencionar
la pequeña fuente que hubo en el centro de la plaza del Mercado, eliminada tras
su remodelación, aunque se instaló otra metálica, adosada a uno de los pilares
y dedicada a D. José Diago, entrañable personaje que durante muchos años
colaboró en las comidas y almuerzos populares que allí se organizaban.
Otra
fuente “moderna” es esta en forma de cesta en uno de los accesos al parque de
San Francisco que aquí puede verse en los años inmediatamente posteriores a su
inauguración.
Y como
complemento de todas ellas, el Ayuntamiento disponía de este curioso medio de
transporte en el que se llevaba el agua a lugares algo distantes. Aquí aparece
a las puertas del hospital, en el antiguo convento de capuchinos. Aunque frente
al mismo estaba esa fuente en forma de cesta que hemos comentado, resultaba
insuficiente para atender a las necesidades del mismo, por lo que utilizaba
esta cuba sobre ruedas. Nuestros lectores identificarán inmediatamente a la
mayor parte de las personas que aparecen en la imagen.
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