sábado, 4 de noviembre de 2017

Una nueva obra atribuida a Ramírez de Arellano


         Los congresos son ocasión para el debate científico entre sus participantes que no se circunscribe a las sesiones, sino que se prolonga posteriormente en los actos sociales que suelen programarse. Así ocurrió en el pasado congreso sobre Juan de Coloma, celebrado en Borja, donde los asistentes tuvieron la oportunidad de visitar la iglesia del convento de Santa Clara, admirando su retablo mayor y los dos laterales, todos ellos obra del gran escultor aragonés José Ramírez de Arellano, a mediados del siglo XVIII. Aunque su autoría fue sugerida en 1980 por la Profª Dª Belén Boloqui, pero fue el Dr.  D. Alberto Aguilera quien, en 2006, localizó de las capitulaciones de las obras en el archivo del convento y el modo en el que se llevó a cabo la financiación de las diferentes etapas constructivas, quedando demostrada la intervención de Ramírez de Arellano en esa importante obra.




         Pero fue durante el recorrido por el museo del convento, cuando el interés de la Profª. Dª. Rebeca Carretero se centró en esta imagen de Cristo con la Cruz a Cuestas que se exhibe en la sala III y que fue encargada por los miembros de la Venerable Orden Tercera.



         Como es sabido, dentro de la familia franciscana existe una tercera orden, integrada por laicos que surgió por impulso del propio San Francisco y cuya primera regla fue aprobada por el Papa Honorio III en 1221, aunque la consolidación oficial tuvo lugar en 1289, bajo el pontificado de Nicolas IV.

         No se conoce el momento de su implantación en Borja, aunque están documentos desde comienzos del siglo XVII, cuando eran conocidos como los “terceroles”. Desde 1623 llevaban a cabo el rezo del Via Crucis el día de Viernes Santo, acompañados por la comunidad de franciscanos. De hecho, la Semana Santa borjana tiene su origen en aquella práctica.



         Se sabía que los miembros de esta Orden Tercera de Borja habían encargado en el siglo XVIII esta imagen de Nuestro Señor con la Cruz a Cuestas para ser utilizada en las procesiones que realizaban. El Dr. Aguilera ya había sugerido que su autor pudo ser el propio Ramírez de Arellano y esta opinión fue corroborada por la Profª. Carretero, aunque hasta el momento no ha podido encontrarse la documentación que lo acredite.

         No obstante, estamos ante una obra de interés que podría sumarse a la relación de obras realizadas por el citado escultor y, en cualquier caso, es llamativo el que se haya conservado, a pesar de su fragilidad, dado que el cuerpo es de tela engomada y pintada para aligerar su peso, algo por otra parte habitual en la escultura de esa época. 

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