Como
habíamos anunciado, el pasado fin de semana nos desplazamos a Cuéllar para
visitar la nueva edición de “Las Edades del Hombre” que este año se ha
organizado en esa ciudad segoviana. Es algo que venimos haciendo, dado el
interés que esta iniciativa cultural tiene para nosotros, tanto por el
contenido de las diferentes exposiciones como por el impacto social que ejerce
en las localidades donde se celebra. Por otra parte, nos permite adquirir los
catálogos correspondientes a las mismas, de los que conservamos todos en
nuestra biblioteca, constituyendo una fuente de información de sumo interés.
Recientemente,
se han publicado informaciones e incluso efectuadas denuncias que vienen a
cuestionar el número de visitantes que la fundación da a conocer que, según
esas fuentes, serían superiores a las reales. Las denuncias han sido archivadas
y, por nuestra parte, siempre hemos podido constatar una gran afluencia de
público que, lógicamente, depende de la ubicación de las exposiciones y de la
época en las que las hemos recorrido. En esta ocasión, la llegada de autobuses
era constante, mientras estuvimos allí; había colas para entrar en determinados
momentos y, grupos de personas desplazándose por algunas calles, aunque por
encontrarse las tres sedes en la zona alta de la población, donde aparcaban los
autobuses, la zona baja era menos visitada, a pesar de sus muchos atractivos.
Porque
Cuellar es una ciudad muy bonita en la que el castillo de los duques de Alburquerque
constituye uno de sus principales atractivos. Se puede visitar en compañía de
unas guías o participando en visitas teatralizadas. Allí nos informaron de que
ha habido días en los que el número de visitantes ha superado las 1.000
personas, cifra extremadamente importante y que constituye una fuente
complementaria a las informaciones facilitadas por las Edades del Hombre.
Junto
al castillo, además de la habilitación de la zona visitable, dado que el resto
está ocupado por el Instituto de Bachillerato, en los últimos años se ha
llevado a cabo un esfuerzo considerable para rehabilitar muchos metros de la
muralla, con varias torres, tanto en la zona inmediata a la fortaleza como en
la que rodeaba a un sector de la población. Se puede recorrer el camino de
ronda, disfrutando de las vistas que, desde allí, se pueden contemplar de la
ciudad.
También
pudimos conocer la rehabilitación efectuada en 2011 de las Tenerías, donde se
ha mantenido la estructura de ese edificio destinado al curtido de las pieles,
cuyo proceso se explica en un documental. En su parte superior se ha
acondicionado una sala de exposiciones y en su entorno un jardín japonés con
una colección de bonsáis.
La
exposición ha contribuido también a mejorar el entorno urbano, en el que
destacan desde edificios característicos de la arquitectura tradicional hasta
un significativo número de antiguos palacios, junto con las numerosas iglesias
y conventos a las que haremos referencia en un próximo artículo.
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