lunes, 20 de abril de 2020

Medidas contra la epidemia


         Hace algunos días, Pedro Domínguez Barrios nos remitió unas composiciones de imágenes en las que se mostraba la actuación de un tractor, que arrastrando un atomizador, recorría las calles de Magallón, desde el inicio de la pandemia, rociando las calles de la localidad con una disolución de agua con lejía, según comentaba.
         Hacía alusión también a que, todas las tarde, entre las seis y las ocho, la megafonía municipal emitía música, dando la posibilidad a los vecinos de solicitar determinadas canciones.

         Además, el Ayuntamiento ha puesto en marcha otras iniciativas, entre las cuales destaca la del “talento magallonero”, consistente en animar a los vecinos a realizar cualquier tipo de manualidad o actividad artística, y mostrarla mediante las redes sociales. Incluso, ha habido un concurso de disfraces on line, “disfrázate en casa”. Todo ello con el propósito de hacer más llevadera esta etapa de confinamiento.




         La información había quedado aplazada y la retomamos ahora, ante la insistencia de Pedro, ya que todas iniciativas encaminadas a mantener la moral de población merecen ser destacadas.

         La del riego de calles y espacios públicos es una de ellas, dado que se transmite la impresión de que se está haciendo algo para paliar los efectos de la epidemia, aunque sobre su eficacia hay serias dudas por parte de los especialistas, al tratarse de un virus, que no es un organismo vivo, del que en estos momentos se desconocen muchos aspectos, entre ellos el del tiempo que permanece con capacidad infectiva en las superficies.




         Pero, lo cierto es que estas actuaciones se han multiplicado y estos últimos días, los medios de comunicación han difundido la noticia del que el Gobierno ha autorizado la utilización de helicópteros y aviones Canadair del Ejército del Aire para esa tarea.
         Los que conocen la participación de esos aparatos en su lucha contra los incendios forestales se sorprendieron ante la posibilidad de que, como ocurre en esos casos, arrojaran toneladas de desinfectante sobre las zonas elegidas. Pero, en principio no era ese el procedimiento operativo elegido, sino el de emplear generadores de nieblas, propulsadas por aire comprimido para que, al esparcirse por el ambiente, pudieran alcanzar espacios a los que no se puede llegar por otros medios.
         Al margen de su eficacia, la aclaración tranquiliza dado que, en caso de que hubieran arrojado toda su carga, como en los incendios, sí que cabría recordar aquel viejo adagio militar que popularizó D. Pío Cabanillas: “Cuerpo a tierra, que vienen los nuestros”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario