viernes, 8 de mayo de 2020

Antonio Amar algo más que el último virrey de Nueva Granada


         D. Antonio de Amar y Borbón (1742-1826), hijo del médico borjano D. Antonio Amar y Arguedas y de D. Ignacia Borbón, del que conservamos en el Museo de la Colegiata el lienzo de San Cristóbal, con sus armas, que regaló antes de partir para el Nuevo Mundo, ha pasado a la historia por haber sido el último virrey del Nuevo Reino de Granada, que comprendía las actuales repúblicas de Colombia, Ecuador y Panamá.




         Se vio envuelto en los acontecimientos que desembocaron en el proceso emancipador, en el transcurso del cual incluso se llegó a pensar en proclamarle rey, aunque al final tuvo que abandonar el virreinato, tras sufrir numerosas afrentas, junto con su esposa que fue golpeada y arrojada a un albañal.
         Tras permanecer detenidos en un lóbrego calabozo, al final la burguesía local decidió facilitar su salida, partiendo de Cartagena de Indias el 12 de octubre de 1810, a bordo del bergantín El Volador, llegando a La Coruña, tras 55 días de navegación.

         No es de extrañar, por lo tanto, que ese desgraciado final haya oscurecido otros aspectos de su personalidad, mucho más positivos.




         Porque el virrey fue un hombre preocupado por la Cultura y las innovaciones científicas. De ahí el apoyo dispensado, nada más hacerse cargo del virreinato a José Celestino Mutis (1732-1808) quien, desde hacía tiempo, venía desarrollando en aquellas tierras una ingente labor de investigación, en el marco de lo que se llamó la Real Expedición Botánica al Nuevo Reino de Granada.



         Lo mismo ocurrió con la expedición Balmis que condujo la vacuna contra la viruela al continente americano, como ya comentamos en este blog hace algún tiempo.




         Pero, ahora, D. Juan María de Ojeda Castellot nos ha recordado otro gran proyecto emprendido por iniciativa personal del virrey: la realización del Mapa corográfico del Nuevo Reyno de Granada, encomendada al ingeniero militar D. Vicente Talledo y Rivera, nacido en Valencia en 1758 y fallecido en Madrid en 1820.
         Comenzó su elaboración en 1803, poco después de la llegada de Amar a Bogotá y de forma casi simultánea a la expedición de Balmis con la vacuna.
         Esa gigantesca obra, a cuyo interés dedicó un amplio reportaje el diario ABC en octubre pasado, ofrece detalles tanto geográficos como políticos. Sorprendentemente, una parte del mismo fue publicada en 1820 por la casa londinense Robert H. Laurie, especializada en este tipo de trabajos.
         Hay que tener en cuenta que los trabajos se prolongaron durante varios años y se vieron peligrosamente afectados por el movimiento insurreccional, dando fin a su obra cuando Talledo se encontraba arrestado en Panamá, tras haber sido expulsado del Ejército, junto con otros oficiales.

         A su regreso a España logró ser rehabilitado y, tras su muerte, le fue concedido el empleo de Brigadier General de Infantería. 
         



         Del autor de este mapa y de otros importantes trabajos cartográficos, como un plano de la ciudad de Bogotá, no se conservan retratos, pero sí de su hijo D. Vicente Talledo y Díez, que había nacido en la capital del virreinato en 1804, cursando también la carrera militar como su padre.
         En su hoja de servicios destacan numerosos hechos de armas, entre ellos algunos relevantes en el transcurso de la Primera Guerra Carlista, siendo recompensado con dos cruces de la Orden San Fernando de 1ª Clase (precedente de la actual Laureada). Ascendido a Mariscal de Campo, fue Gobernador Militar de Lérida y Barcelona, falleciendo en Madrid en 1880.

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