lunes, 11 de mayo de 2020

Excelente restauración en Albeta


         La restauración del pilar llamado de la Verónica o de San Antón (no hay unanimidad en cuanto a su titular) constituía la asignatura pendiente de Albeta, localidad en la que se ha llevado a cabo una gran labor de recuperación de su Patrimonio Cultural.
         En esta fotografía se muestra el estado en que se encontraba, muy deteriorado y en grave riesgo de perderse, dada su ubicación en el borde de un talud inestable.

         Finalmente, ha sido restaurado por el Ayuntamiento mediante una actuación que Pedro Domínguez Barrios, tenaz defensor y divulgador de estas muestras de la arquitectura popular, no ha dudado en calificar de magnífica.




         Los trabajos no se circunscribieron al pilar sino que incluyeron actuaciones en todo su entorno que forma una unidad con la “fuente del ojo”. Por ese motivo, se comenzó protegiendo el pilar para evitar que sufriera daños durante las obras.




Se ha creado un andador desde dicho manantial hasta el pilar, con salida a la calle adyacente y solar que ocupa este, a través de una escalera.




         El andador se protege por unos potentes muros de contención escalonados, ejecutados con piedra de río; muy apropiada para tal fin. Están dotados con numerosos desagües de PVC y, con muy buen criterio, se han pavimentado las gradas de acceso al solar y al pilar, con piedra vista pequeña, al igual que las aceras urbanas aledañas. Los muros se coronan con barandilla de forja pintada en negro.



El pilar ha sido restaurado, de acuerdo con la propuesta que, en su día, presentó el arquitecto D. Alejandro Rincón, por medio de un dibujo que se conserva en el Centro de Estudios Borjanos, y se la ha dotado de un basamento de piedra caliza.

Quedan pendiente, únicamente, algunos pequeños detalles como el mortero exterior, pintura o encalado que haya de llevar la parte de ladrillo enfoscado, así como la colocación en la hornacina de la imagen correspondiente.




Pedro nos ha comentado que sería muy conveniente pintar las medianeras de los edificios situados tras el pilar con un color apropiado, para resaltar el interés de este monumento, felizmente restaurado y que, como es sabido, goza de protección genérica como “Bien de Interés Cultural”, al igual que todos los peirones y cruces de término.

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